El respaldo a la Catedral nace en la aulas
El arte de la palabra se transforma, poco a poco, hasta enlazarse con el arquitectónico. Lo promueven los alumnos de quinto y sexto del colegio Santa María de la Capilla, Hermanos Maristas, unos genios de la poesía que hacen de sus textos un canto a la Catedral. Es su peculiar forma de enarbolar la bandera del Patrimonio de la Humanidad.
Rosa Navarro es docente en el centro Santa María de la Capilla. Es una mujer incansable, llena de vitalidad y de ganas de emprender en las aulas. Lo saben sus compañeros, que tampoco se quedan atrás. Anima a los alumnos a participar de la vida cotidiana de la ciudad, y lo hace de una forma amena, a la vez que educativa.
El arte de la palabra se transforma, poco a poco, hasta enlazarse con el arquitectónico. Lo promueven los alumnos de quinto y sexto del colegio Santa María de la Capilla, Hermanos Maristas, unos genios de la poesía que hacen de sus textos un canto a la Catedral. Es su peculiar forma de enarbolar la bandera del Patrimonio de la Humanidad.
Rosa Navarro es docente en el centro Santa María de la Capilla. Es una mujer incansable, llena de vitalidad y de ganas de emprender en las aulas. Lo saben sus compañeros, que tampoco se quedan atrás. Anima a los alumnos a participar de la vida cotidiana de la ciudad, y lo hace de una forma amena, a la vez que educativa.

Una de las últimas iniciativas la protagonizaron sus alumnos de quinto y sexto de Plástica. “Estamos, desde siempre, muy pendientes de todo lo que pasa en Jaén y en su provincia, en concienciar a nuestros alumnos de que son parte de la sociedad. Soy profesora de Lengua y trabajo mucho la palabra”.
Sus pensamientos cobran más sentido que nunca cuando, en un pequeño pero entrañable rincón de la clase, se descubre el escondite poético. Allí radica una de las campañas más entrañables de respaldo a la candidatura de la Catedral a ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Cada uno de ellos escribió una poesía —véase sobre estas líneas cuatro de ellas— en la que mostraron qué significado tiene para ellos el templo de Andrés de Vandelvira. Son 26 trabajos de “concienciación jaenera”, como explica Rosa Navarro. “Es increíble ver cómo son capaces de expresar esos sentimientos a través de la expresión escrita”, confiesa, emocionada, una maestra que lleva un cuarto de siglo en la enseñanza. Y no lo han hecho de oídas o a raíz de lo que han escuchado de sus padres o visto en televisión. En el centro educativo Hermanos Maristas se realizan visitas para conocer la ciudad que les acoge y aprender a amarla y que los demás también.
Ellos, sus alumnos, son los que arrancan a Rosa Navarro una sonrisa diaria y le hacen pronunciar afirmaciones tan llenas de esperanza como esta: “Cada día estoy más ilusionada e inquieta, pienso que la educación de nuestros niños es el futuro de todos”. No son palabras al aire, sino que las pone en práctica cada día.