El reparto de una fortuna frena el desarrollo urbano de La Guardia
Blas Torres Vadillo murió en 1911 y, como no tenía herederos, decidió dejar su rico patrimonio a La Guardia, su pueblo. Solo puso una condición, que los fondos se emplearan en abrir escuelas para los hijos de los trabajadores. Las dificultades para cumplir su voluntad suponen un quebradero de cabeza.
Cien años atrás, el hacendado Blas Torres falleció sin dejar herederos, pero con bienes por valor superior a los nueve millones de euros actuales. Lo único que dejó dicho, sin que su mujer, Carmen Araque Díaz, que murió después, lo enmendara, es que su patrimonio se empleara en la construcción de colegios para “los hijos de los proletarios”. La sociedad española que vio por última vez este guardeño y la de ahora nada tienen que ver, y la educación, por el momento, no es un privilegio como lo era hace un siglo. ¿Cómo cumplir con la voluntad de este benefactor? Pues, un siglo y dos meses después del óbito, fechado el 4 de junio de 1911, en La Guardia aún nadie lo sabe, así lo reconoce el alcalde, Juan Morillo, del PP. La herencia, compuesta por 17 fincas, con sus correspondientes arrendatarios, que sin embargo no son propietarios, está gestionada por el Patronato Benéfico Blas Torres Vadillos, que se fundó en 1957. La entidad tiene que hacer frente a varios problemas y, entre los más importantes, lograr que el Ayuntamiento guardeño pueda aprovechar una de las parcelas que hay en la zona norte del término, hacia Jaén, que, como admite el regidor, al no poder “tocar” el Gobierno local, dificulta el desarrollo urbanístico natural del término.
La cuestión no es sencilla ya que desde hace años, se encargan estudios jurídicos para ver de qué manera puede cumplirse la voluntad del hacendado sin perjudicar los intereses de las personas que explotan las tierras, familiares del matrimonio fallecido hace un centenar de años. Al mismo tiempo, se pretende emplear la fortuna en beneficio de todos los vecinos. Morillo, recientemente, solicitó un informe al prestigioso despacho de abogados Garrigues Walker, un documento que ya tiene en su poder y que plantea varias posibilidades para que deje de “desperdiciarse” el enorme patrimonio. Sin embargo, el equipo de Gobierno no puede tomar una decisión unilateral, depende del patronato y, en la fundación, además del alcalde de turno, tienen voz y voto el juez de paz, el médico, el farmacéutico, el veterinario, dos profesores y el cura. A este último, el máximo responsable municipal le remitió el estudio de los Garrigues Walker con el objetivo de que lo analice. El presbítero, a su vez, puso el hecho en conocimiento de los servicios jurídicos de la Iglesia en Jaén, para que hagan sus aportaciones, según aclaró Juan Morillo. El equipo de Gobierno, eso sí, confía en que, de una vez por todas, se logre poner en marcha el mecanismo que haga posible a los guardeños disfrutar de la riqueza de Blas Torres. De hecho, se fija como plazo esta legislatura para articular los mecanismos que hagan posible que, de una vez por todas, se cumpla con la voluntad del generoso vecino de La Guardia. José Rodríguez Cámara/Jaén