El repartidor que asiste a la decadencia de “Antonio Díaz”
La moto es azul. El conductor, Jesús Ortega García. Tiene veintiocho años. Es de los pocos repartidores de comida —pollos, en su caso— que trabaja en las calles Antonio Díaz y Miguel Hernández, cada vez más pobres. Visita, a diario, el barrio de San Vicente de Paúl. Testigo directo de la decadencia en la zona, insta a los políticos a que mejoren un sitio que, a su juicio, podría ser un atractivo turístico. Con otra imagen, por supuesto.

Cerca del número 63 de “Antonio Díaz” hay una explanada donde un par de coches están aparcados. El entorno “luce” repleto de bolsas de basura, de botellas de vidrio y escombros. Ortega escolta a Diario JAÉN al tiempo que relata el progresivo deterioro en el barrio: “El asunto de la dejadez ha aumentado con el verano. Nunca he visto papeleras. El único contenedor que hay está en la carretera de Circunvalación. Me consta que alguna vez ha ardido”, explica.
Empleado en un conocido negocio de La Magdalena desde hace un año, Jesús Ortega es un “vecino” más en “Antonio Díaz”. Los niños se acercan a su moto para saludarlo cuando lo ven. Los mayores, también. Incluso tiene contacto con antiguos compañeros de clase. Uno de ellos —se llama Jesús, camina sin camiseta y está tatuado— habla con este periódico mientras observa un enorme vertedero rodeado por viviendas tercermundistas. Está al final de la calle Alhama. “Estamos dispuestos a limpiar todo esto. Un plan de empleo nos ayudaría. La mayoría tenemos hijos y vivimos con nuestros padres. Aquí no hay trabajo”, señala.
Perspectivas. Ortega cuenta que no ve evolución positiva en cuanto a la imagen del barrio. “Creo, sinceramente, que la limpieza es casi imposible. Tampoco me parece que los vecinos de aquí les importen mucho a los políticos. Tendrían que fomentar la convivencia”, opina. Le preocupa, como debería preocupar a las administraciones, que haya menores andando descalzos por calles hechas pedazos. “Es un asunto de educación”, afirma.
La moto azul de Ortega entra y sale de “San Vicente de Paúl”. Otros repartidores, señala, no pueden decir lo mismo.