El renacimiento de Guirado

En 1955 un joven pintor jiennense intentaba ganarse la vida con sus bocetos en las calles de Madrid. Allí fue descubierto por unos turistas norteamericanos que compraron la mayor parte de su producción, encuentro que trajo consigo una sorpresa, un posterior encargo para viajar a Nueva York, donde le pedirían realizar una serie de murales, paisajes y retratos. Poco después llegaría su primera exposición en Miami Beach, abriéndole las puertas de la escena internacional, y su establecimiento en Sidney, donde desarrolló su carrera hasta los setenta. Londres en los ochenta; Jaén, por una corta temporada, y Almería, desde los años 90, donde murió en 2010, fueron los escenarios donde no dejó de pintar. De hecho, Juan Antonio Guirado (Jaén, 1932) consiguió seducir a algunos de los coleccionistas más importantes del mundo, como el Rey de Jordania, y colgar de las paredes de los museos más prestigiosos, entre ellos, el Reina Sofía. Todo esto sin conseguir reconocimiento en su país de origen.

31 oct 2015 / 09:24 H.


Con la idea de revertir esta realidad, su hija, Catalina Guirado-Cheadle, impulsa la exposición  Renacimiento. El ojo de la mente, una retrospectiva con la obra del pintor que se expone en la Fundación Pons de Madrid. Lo hace desde Guirado Estate, plataforma que reúne su legado con la intención de conservarlo y promocionarlo. En esta exposición se muestran sus pinturas visionarias, también conocidas como obras intrarrealistas, enormemente influidas por sus propias creencias espirituales, estudios sobre filosofía oriental y la búsqueda de la iluminación del hombre.
Guirado marcó un hito al ser uno de los pocos artistas españoles que en los 70 triunfaba en países como Reino Unido, Australia o Estados Unidos, tal y como recuerda Guirado Estate que preside su heredera. Gauguin, Kandinsky, el expresionismo abstracto y el surrealismo se reúnen e inspiran su obra, pero también el simbolismo de Salvador Dalí o la solemnidad de Max Ernst se dejan entrever en sus lienzos y su dominio del claroscuro, de las luces y las sombras, de los blancos y los negros recuerdan inevitablemente a uno de los pintores que más le han influido, El Greco.
La gran retrospectiva de Madrid acerca, por primera vez, a España una selección de obras del pintor procedentes de su legado, trabajos centrados en los principales temas que marcaron su obra: la conciencia sobre el estado del medio ambiente, la codicia y el consumismo, las crisis y la búsqueda de la iluminación. Capítulo propio merece el  paisaje, que es para Guirado un viaje iniciático hacia su búsqueda interior. En esta, Australia, donde se exilió a finales de los 50, es el punto de partida. Allí abandonó progresivamente la tradición española y comienza a ver el espiritualismo en una gama de colores destellante.
Con el paso del tiempo, el artista evolucionó hacia una clara implicación social. Nunca fue un creador encerrado en su estudio. Siempre atento a la realidad social, destacan sus series en las que el medio ambiente y los desmanes contra él imaginan escenarios desolados.