El regreso de Isabel la Católica

Isabel: la tormenta que cambió la historia” ha marcado un hito en la cultura de la Ciudad de la Torre. La idea de recrear la escala que hizo en Mengíbar el féretro de la reina católica, en 1504, ya era de por sí brillante. Sin embargo, la puesta de largo de la iniciativa fue sensacional, o mucho más: fue una tarde-noche tan magistral como histórica. Y todo gracias al proyecto realizado por el grupo de teatro Callejuela con la colaboración del Ayuntamiento y celebrado en los actos del programa “Noviembre Cultural”.

04 dic 2015 / 13:03 H.

De esta manera, cientos de personas se echaron a la calle para contemplar el paso del cortejo que logró hacer una fidedigna representación de aquel que a comienzos del siglo XVI pasó por Mengíbar con el cuerpo sin vida de la mujer más poderosa de la época. Todo por culpa de una tormenta, que interrumpió la ruta fúnebre hacia Granada, pero que grabó el nombre del municipio al de Isabel la Católica. Los numerosos figurantes, desde religiosos a nobles, pasando por estamentos llanos y serviles, perfectamente vestidos con trajes de la época, participaron en el desfile, que arrancó desde el Paso de la Barca —en el Camino del Piquillo, junto a la orilla del río Guadalquivir—. Desde allí, se vivió un silencio sepulcral, solo roto por los tamborileros y las expresiones de asombro de los vecinos que abarrotaron numerosos rincones ante la representación. Y, por si fuera poco, la luz del alumbrado público se fue apagando conforme transcurría la ruta, lo que le dio un aire de mayor solemnidad a la escenificación.
Después de llegar al casco urbano, subió por diversas calles hasta La Avenida, desde donde siguió en dirección a la iglesia de San Pedro. Una vez allí, y ante la atenta mirada de cientos de vecinos de la Ciudad de la Torre, la comitiva entró en el templo encabezada por los actores que dieron vida al arzobispo y al inquisidor, seguidos de nobles, montes, pueblo llano y artesanos. Los últimos en subir fueron los alabarderos, que fueron los encargados de portar el féretro de Isabel, y ya dentro de la parroquia renacentista, todos inclinaron la cabeza en señal de respeto.
Dentro y fuera —en la Plazoleta del Sol aguardaban cientos de personas— se escuchó el testamento de la reina católica, un documento que detallaba cómo tendría que ser su descanso eterno. Acabada, de esta manera, la representación, hubo, ya sí, palmas para los numerosos mengibareños que habían dado vida a una de las estampas más gloriosas de la historia local.
La recreación de la ruta de la reina en la Ciudad de la Torre es solo una de las actividades que pretende impulsar el proyecto ideado por Callejuela “Isabel: la tormenta que cambió la historia” y en el que a partir de ahora se trabajará para su desarrollo. El fin de la iniciativa es lograr un gran impacto cultural y turístico de Mengíbar con, entre otras propuestas, señalizar el camino con monolitos y carteles —ya se ha pintado una banda en el suelo—, colocar estatuas y hasta hacer un mirador.