El Real Jaén saca brillo a su pegada ante un rival

El gol es el mejor termómetro del fútbol y la manera más precisa de medir la temperatura de un equipo. El Real Jaén confirmó ayer que está en plenitud, en el estado adecuado y con una pegada terrible. Tuvo una eficacia casi plena, porque todo lo que disparó entre los tres palos acabó en la red. Fue la diferencia que dividió el partido y que ocultó las dudas que surgieron en la primera parte. Porque el gol lo tapa todo. Fue inventarse Paco Sutil una obra de arte en el comienzo de la segunda parte y despejar todas las incógnitas y acabar con ese runrún que suele recorrer el graderío cuando el Real Jaén no convence con su juego. Llegó la tranquilidad dos minutos después en una primorosa combinación iniciada por el propio Sutil, que dio un pase fantástico a Joel. El lateral izquierdo puso un centro preciso a la cabeza de Óscar Quesada para que este hiciera subir el tercer tanto. Cualquier duda quedó en el olvido. El ambiente cambió por completo y el Real Jaén se encontró con un escenario que ni siquiera imaginó en el vestuario.

06 oct 2014 / 10:39 H.


En dos minutos, el giro fue brusco. Los goles de Sutil y Quesada desequilibraron la igualdad en el marcador y abrieron el camino del triunfo ante un gran rival. Fuerte, vigoroso, veloz y con un sistema de ataque muy interesante, con tres jugadores excelentes como Nico, Machís y Cuero, el Granada B dejó una imagen admirable. Lo mostró todo sobre el campo: capacidad de trabajo, rapidez, dominio de la pelota y buenas acciones combinativas. Le faltó lo que le sobró a su oponente: el gol. Llegó más a portería que el Real Jaén, pero en esa zona que marca la distancia en el fútbol estuvo demasiado áspero y precipitado. Necesitó esa pausa y esa calidad para llevar la pelota a su destino final. Su extraordinario ataque exigió mucho a la defensa jiennense, blanda en algunas ocasiones y superada en otras por el dinamismo rival. La defensa fue la línea más frágil del Real Jaén, en clara contraposición a un ataque demoledor. Pocas veces el Real Jaén ha rentabilizado sus oportunidades tanto como lo hizo ayer. Fue su virtud. Y siempre encontró la vía del acierto cuando Sergio Molina y Paco Sutil participaron activamente en el juego de ataque.


Molina le ha dado un temple impresionante al equipo de cintura para arriba. Maneja la pelota, pasa bien y tiene una enorme visión de juego. El gol de Sutil, el segundo, nació en una excelente jugada suya con un pase exquisito al canterano. La aparición del zurdo también se transforma en talento y en ingenio para el Real Jaén. A Sutil se le ve entregado a la causa, con la confianza recuperada y con un sentimiento de seguridad importante. Como tiene arte en las botas, el resto es fantasía y acciones muy beneficiosas para el equipo. Cuando los dos se asociaron, el juego fue brillante y hermoso. Cuando no lo hicieron, el Real Jaén se diluyó en el campo. No fue un partido fácil ni sencillo. Además de la efectividad, el conjunto de Aybar tuvo otra gran virtud: el oficio. Supo manejar los tiempos del partido y siempre utilizó el registro preciso en el momento adecuado. No se dejó impresionar por el mejor rival que ha visitado La Victoria. A buen oponente, acierto ante el gol. Así cerró el Real Jaén cualquier debate.