El Real Jaén regala la victoria

El Real Jaén volvió a perder una excelente ocasión de alejarse de la zona de descenso y lo hizo porque regaló una victoria, de manera incomprensible, al Mirandés. Los errores defensivos que cometió dejaron sin validez el tanto con el que Jozabed puso en ventaja al equipo al filo del descanso. En seis minutos todo se derrumbó. Ahora toca sufrir.

    06 abr 2014 / 22:00 H.


    René y Servando no se entienden, en una acción sencilla, sin peligro, y generan una doble ocasión para Pablo Infante, tocado por el gol. En la primera reacciona bien el meta. En la segunda, el balón acaba en la red. Esa jugada marcó el encuentro. Ocurrió en el minuto 64 y desde ese momento la estructura sólida y firme que fue el Real Jaén empezó a romperse de manera increíble. Terrible fallo de entendimiento entre el portero y el defensa, que no es el primero, porque el gol del Hércules, la semana anterior, llevó impresa casi la misma secuencia. El golpe fue brutal para el equipo. Seis minutos después, con una defensa rota y descolocada, Díaz de Cerio remató a la red un centro desde la izquierda sin demasiado peligro. Todo lo bueno, que fue mucho, que el Real Jaén hizo hasta el minuto 60 se vino abajo por los errores incomprensibles de la defensa. Regalos que el Mirandés aprovechó a la perfección, al más puro estilo Terrazas. Poco juego, mucho balón aéreo, intensidad y, sobre todo, aprovechamiento de las acciones. Ese fue el Mirandés, ante un buen Real Jaén en el primer tiempo y un conjunto cándido, endeble e inexperto en el segundo.


    Terriblemente mal estuvo la defensa en esos seis minutos, pero Víctor Curto tampoco estuvo nada acertado. Ni al principio, donde tuvo alguna buena ocasión, ni por detrás en el marcador. Óscar Rico le puso un balón delicioso al segundo palo en la recta final y, con todo favor, remató fuera. Increíble. Son acciones que no se pueden fallar en momentos de tanta relevancia y trascendencia. El Real Jaén se desorganizó en los minutos finales y buscó el empate a impulsos. Aun sin orden quedó en evidencia que la defensa del Mirandés no tenía la firmeza de los conjuntos de Carlos Terrazas y que sus dudas eran excesivas, pero enfrente tenía un ataque sin soluciones y con nulo acierto ante el guardameta Prieto. No llegó la igualada, que, probablemente mereciera el Real Jaén, pero el partido no lo perdió el equipo en ataque sino en defensa. Con una zaga tan frágil y con poco entendimiento resulta imposible ganar.
    Y lo tuvo todo a su favor el Real Jaén. Se adelantó en el marcador cuando expiraba el primer tiempo, en uno de esos goles llamados psicológicos, en la culminación de un periodo exquisito en el plano táctico y muy serio en la organización general. Aguantó bien el equipo el primer cuarto de hora, pese a que Terrazas hizo tres cambios de una sola tocada. En la jugada más sencilla y fácil para el portero llegó esa falta de comunicación con Servando que condenó al Real Jaén. Todo fue distinto a partir de ese momento. Y tan distinto porque llegó un nuevo fallo que consumó la derrota. Una pena porque el equipo casi tocó la gloria y, al final, acabó cerca del infierno. No es un Liga para regalos. El que regala pierde. Eso le sucedió anoche al Real Jaén.