Al primer puesto con cinco goles

Aybar dejó un esbozo de su pensamiento el pasado viernes. No hay grandes logros sin grandes objetivos, llegó a decir. Las palabras del técnico fueron como una premonición, porque ayer sí apareció el gran Real Jaén, ese equipo que aspira al retorno al fútbol profesional y que apenas se había visto hasta el momento. Una combinación de arte y acierto. Esa es la definición que mejor se ajusta a la actuación estelar del conjunto jiennense ante el Arroyo. El Real Jaén lo hizo casi todo bien. Defendió con diligencia, estuvo organizado, generó ocasiones, marcó goles de enorme belleza y disfrutó con su fútbol.

14 sep 2014 / 16:08 H.

Un gusto para la vista ver cómo Óscar Quesada vuelve a ser el mariscal en el mediocampo, cómo Paco Sutil dibuja el perfil de un artista del balón y cómo Álvaro Montero lleva el gol en su mirada y la calidad en sus pies, además de un dominio inmenso en el juego aéreo. Los tres destacaron en un partido fantástico del Real Jaén, con una dinámica de fútbol espléndida y con una eficacia importante. Y todo surgió a partir de una línea de resistencia que no se equivocó. Salvo un cuarto de hora en el que Minaya le ganó varias veces la espalda a José Cruz, el lateral derecho por la lesión de Gaitán, y que pudo hacer gol en una ocasión, el Real Jaén defendió muy bien, sin apreturas y con los conceptos claros. Fue la única aparición extremeña en ataque. El equipo no tuvo luz, porque toda la lució el conjunto de Aybar, muy implicado en ese equilibrio defensa-ataque. 

La puesta en escena del Real Jaén fue maravillosa. En apenas veinte minutos, el equipo presentó sus credenciales y le mostró al Arroyo el camino por el que iba a discurrir el encuentro. Pudo marcar muy pronto porque fabricó muchas oportunidades y movió el balón con agilidad y velocidad. Pedrito intervino en el juego y lo notó el Real Jaén, aunque quien más presencia tuvo en ataque fue Paco Sutil, extraordinario toda la tarde. Cuando ha cogido nivel físico se ha convertido en un futbolista incomparable. La calidad la tiene y, cuando las fuerzas le responden, es un lujo verlo en La Victoria. Su toque de balón, exquisito, siempre genera movimiento y peligro. Ayer dibujó pases y centros de un jugador de superior categoría. Solo con mirar pone la pelota donde fija la mirada. El Real Jaén se movió a su gusto.


Arrancó de manera excelente el conjunto de Aybar, pero tuvo quince minutos de indecisión cuando el Arroyo dio un paso adelante y se posicionó bien en el mediocampo. Sin embargo, las dudas se resolvieron a balón parado. En un saque de esquina botado por el propio Sutil, Astrain cabeceó a la red. Justo lo que necesitaba el Real Jaén. El gol, como siempre, tuvo doble efecto: envalentonó al que lo marcó y sumergió en un pozo al que lo encajó. Mayor fue la expresión de ese estado cuando, dos minutos después, Óscar Quesada dio un pase fenomenal a Pedrito para que anotara el segundo. Dos goles en dos minutos. Así se llegó al descanso. No bajó el ritmo el Real Jaén en la segunda parte. Todo lo contrario. Creció más en juego y en ocasiones. Surgió entonces la figura de Montero, que marcó el tercer tanto en una deliciosa maniobra. Urko Arroyo, de penalti, y Montero cristalizaron en goles el ciclón de fútbol que fue el Real Jaén. Sensacional. La afición disfrutó y por fin pudo comprobar que con este equipo es posible soñar. Ayer sí apareció el Real Jaén de los grandes objetivos, el equipo que busca su retorno al lugar que nunca debió abandonar.