El Real Jaén borra al Cádiz 2-1

El Real Jaén vivió ayer una tarde heroica y memorable. Con un brío inusual hasta ahora borró al Cádiz CF del terreno de juego y lo arrolló con ímpetu y entrega en diez minutos llenos de pasión y fuerza. Manolo Herrero colaboró en la remontada, que rubricó Espín con dos goles de cabeza.

    08 ene 2011 / 23:00 H.


    El Real Jaén disputó una segunda parte maravillosa, por su actitud y por su convicción por voltear el marcador. Manolo Herrero fue pieza esencial en la remontada. Manejó bien el partido y, sobre todo, cambió la cara de su equipo con unas decisiones acertadas y ajustadas a las necesidades. La entrada de Fran Carnicer en el descanso se convirtió en un soplo de aire fresco para el Real Jaén, que se contagió del atrevimiento del mediapunta. La fogosidad de Carnicer aportó intensidad y músculo al equipo. Más determinante resultó luego la marcha de Zarandona, poco ágil en la salida de balón y en la elaboración del fútbol. El cambio del guineano obligó a Carnicer a retrasar su posición, pero le dio más libertad para tener una presencia más activa y decisoria en el juego. La doble maniobra de Herrero se tradujo en un espíritu inconformista y en una lucha constante por encontrar el gol. En diez minutos de vendaval, el Real Jaén borró del campo a un Cádiz decepcionante, especulativo y con escasas reservas físicas. Su entrenador, José González, reforzó la perspectiva conservadora con un cambio (Silva por Pachón) que favoreció la avalancha blanca. La sustitución vino acompañada de una modificación del sistema que en nada ayudó al Cádiz, que sólo quiso vivir del gol de Velasco.
    El Real Jaén sopló con vigor y se llevó por delante todo lo que encontró en su camino. Fue impresionante el derroche de los jiennenses. El Cádiz quedó casi colgado del aire porque no sabía cómo frenar el ciclón de fuerza y energía del rival. Optó por lo peor en estos casos, aunque también lo condicionó su capacidad física. Se refugió atrás y dejó todo el campo a los de Herrero. Fue su perdición. Se veía que el empate estaba próximo.  Y no tardó en llegar. En un saque de esquina, Espín tuvo dotes de goleador y cabeceó como lo hace un “nueve” consumado. Fantástico. Sólo un pero: anotó, se quitó la camiseta y vio la quinta amarilla. No jugará en Melilla por sanción. El tanto reforzó el fútbol de los jiennenses, que no se conformaron con la igualdad. En otra acción de constancia, Carnicer puso un centro que Espín remachó con una destreza deliciosa. El equipo, con un público entregado, ofreció una dimensión extraordinaria y pasó por encima de un Cádiz sin alma de campeón. Esta vez, el talante de ganador correspondió a un portentoso Real Jaén. JOSÉ EUGENIO LARA  / JAÉN