El primer paso político para una Andalucía autónoma y moderna

El Día de Andalucía simboliza cómo un pueblo alcanzó su mayoría de edad democrática para pelear para tomar sus decisiones de forma soberana dentro del marco de la Constitución Española. Un logro que hubo que luchar porque en un momento crucial para nuestra historia hubo quien apostó por un modelo automático de doble velocidad, donde las comunidades “históricas” gestionaran recursos y planificaran políticas y el resto quedara, exclusivamente, al amparo del Gobierno de turno. El referéndum de hace treinta años situó el futuro de la comunidad en unas urnas que recogieron el sentir popular de una población que quería regir su futuro. En esa época, Andalucía ha cambiado su fisonomía social, económica y de infraestructuras, pero, aunque el salto en el tiempo es determinante, también lo es que un problema persiste de manera lacerante. Las altas tasas de paro son un mal endémico en nuestra sociedad al que no debemos acostumbrarnos. El desempleo frena las oportunidades de miles de personas y de jóvenes bien formados que, en el mejor de los casos, se adaptan a trabajos de menor valía. En un contexto de crisis, a nuestros gobernantes andaluces hay que exigirles que prioricen en sus decisiones y que pongan las mimbres para que esta sociedad salga cuanto antes de esta situación, sin perder por el camino todos los avances logrados en materia de educación, justicia y derechos sociales. De igual forma, en estos días en que se reconocen los méritos de distintos profesionales y colectivos que con sus avances hacen progresar a Andalucía, también es necesario recordar a esa sociedad civil que sea beligerante a título individual para mantener la calidad democrática de aquella jornada, no tan lejano, de hace treinta años. Unos andaluces activos en lo público, que como los de aquel periodo, no quieran conformarse con la oferta del momento y peleen por su futuro. 

    28 feb 2010 / 10:25 H.