El precio del sexo
Inmaculada Espinilla
Placer. Esa es su mercancía. Placer para todos los gustos. Deseos carnales que se hacen realidad. Placer. Cuerpos que tienen un precio. Placer. Pactos que se cierran por minutos, horas e, incluso, noches y en los que los términos del acuerdo solo los conocen quienes lo sellan con una relación por dinero. Todo es placer. Es lo que ofrecen los trabajadores del sexo. A la prostitución se le llama comúnmente el “oficio más viejo del mundo”. Ya en el tercer milenio antes de Cristo, en Babilonia, las mujeres tenían la obligación de acudir al santuario de Milita para practicar sexo con un extranjero a cambio de un pago simbólico.

Placer. Esa es su mercancía. Placer para todos los gustos. Deseos carnales que se hacen realidad. Placer. Cuerpos que tienen un precio. Placer. Pactos que se cierran por minutos, horas e, incluso, noches y en los que los términos del acuerdo solo los conocen quienes lo sellan con una relación por dinero. Todo es placer. Es lo que ofrecen los trabajadores del sexo. A la prostitución se le llama comúnmente el “oficio más viejo del mundo”. Ya en el tercer milenio antes de Cristo, en Babilonia, las mujeres tenían la obligación de acudir al santuario de Milita para practicar sexo con un extranjero a cambio de un pago simbólico.
El sexo invade la publicidad, la vida cotidiana. El erotismo se convierte en un reclamo, pero ¿qué esconde el mercado del sexo en la provincia? Lo cierto es que poco tiene que ver con la “Pretty woman” de Julia Roberts o con la alegría de Shirley MacLaine en “Irma la Dulce”. Hay pocos sueños y muchas dificultades. Empresarios y trabajadores que saben que tienen que “inventar” para lograr no vivir, sino sobrevivir.
Se trata de un negocio que mueve mucho dinero, pero, sin embargo, los tentáculos de la crisis han sacudido su estructura. La Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (Anela) cifra en un descenso del 50% la afluencia de clientes y este porcentaje crece cuando se trata de cuantificar la recaudación. En este punto, la caída del volumen de negocio llega a alcanzar hasta el 60%. Además, el aumento de los pisos de citas también golpea de lleno a un sector que de por sí ya “está tocado”. Empresarios jiennenses aseguran que la capital está “plagada” de este tipo de viviendas. “Habrá entre 40 y 50. Muchos se anuncian en los periódicos y otros se dan a conocer por el boca a boca. Solo en la Avenida de Andalucía hay cerca de diez. En ellos, no hay seguridad y es difícil saber si se cumplen pautas sanitarias. Por ejemplo, en los locales, las chicas se someten a análisis de forma periódica”, indican. En este sentido, aseguran que los pisos ofrecen precios muchos más bajo, pero también se pierden garantías.
“Es el momento de aguantar. Ya no es un negocio rentable. Si me pudiera dedicar a otra cosa, lo haría”, afirman empresarios del sector. Al mismo ritmo que menguan los ingresos, decrece el número de profesionales, que cayó un 60% aproximadamente. Llegados a este punto, toca reinventarse.
Esta es la cara amarga del negocio del sexo en la provincia. Un rostro que se convierte en sonrisas, alegría y entrega cuando llegan los clientes. En la provincia, según los datos de la Subdelegación de Gobierno, hay quince locales de alterne. En ellos, las prostitutas viven como en un hostal, es decir, pagan un precio por la habitación y tienen derecho a cama y comidas. Ellas eligen cómo y cuándo trabajan, a qué horas bajan al bar o las condiciones que establecen con el cliente. Su único compromiso es pagar lo que cuesta el dormitorio. Ahora, en época de vacas flacas, este puede rondar los cincuenta euros. Además, en los locales de alterne se puede ofrecer otro tipo de servicios a las mujeres, entre ellos, el de peluquería o depilación, pero tienen un sobrecoste.
Los empresarios del sector se lavan las manos de todo lo que ocurra dentro de las habitaciones. Ellos nada tienen que ver en lo que se pacte o dentro se haga. “Nosotros solo cobramos el precio de la habitación y lo que cuestan las copas. Es la bebida la que nos deja el dinero para poder continuar”, señala uno de ellos.
La discreción es la principal premisa y ningún empleado puede revelar la identidad de aquellos que entran en el establecimiento. Eso sí, en ellos se puede ver a personas de toda condición, ideología o profesión.
“Los clubes de alterne han dejado de ser los sórdidos, inseguros y problemáticos antros de antaño”, señala el profesor de la Universidad de Jaén, José Luis Solana, en un artículo publicado en la “Gazeta de Antropología”. En ellos, según sus investigaciones, los establecimientos funcionan con dos sistemas de ganancias: el de plaza y el de porcentaje. En el primero, el propietario del burdel recibe lo que las mujeres le pagan por el hospedaje. El de porcentaje, menos utilizado en la actualidad según sus investigaciones, el local se queda con un tanto por ciento de cada pase (servicio sexual), que suele oscilar entre el 20 y el 40%.
Aunque los empresarios del sector lo niegan, el profesor universitario asegura que las mujeres “deben” estar en el salón desde la hora de la apertura y hasta que llega el momento del cierre.
La existencia de mafias es mínima en la provincia. La Policía Nacional no puede intervenir si no existe denuncia previa. “En estos casos, suelen ser chicas con un nivel económico bajo. A veces llegan engañadas pensando que van a trabajar en otra cosa. Contraen una deuda y, después, no tienen otra salida”, afirma su portavoz oficial, Diego Moya, que explica que solo entran en pisos o locales de alterne cuando existe inducción a la prostitución, se utiliza a menores cuando se hacen controles de extranjería, es decir, para saber si las mujeres tienen autorización para residir o trabajar. Esto último se realiza de forma continua y periódica. Las estadísticas que maneja el cuerpo policial hablan de que el 95% de las chicas se encuentran en una situación regular.
Sin embargo, hay un aspecto que llama la atención. Mientras que, hace unos años, la totalidad de las trabajadoras del sexo eran de otros países, desde el estallido de la crisis, también se empieza a ver a mujeres españolas en este tipo de establecimientos. Esto tiene mucho que ver con la falta de recursos que sufren bastantes familias. El otro de los ejes de la industria del sexo en la provincia es la casa de citas. Contabilizar su número es una tarea casi imposible, ya que cambia continuamente. “Se realizan alquileres por poco tiempo y es muy difícil saber cuántos hay”, afirma un empresario del sector, que añade: “Este tipo de negocios debería estar fuera de las ciudades. A mí no me gustaría que mis hijos lo tuvieran delante. Viendo subir y bajar a personas continuamente. Sin saber si están borrachos o drogados. A esto se suman los ruidos y las molestias que pueden ocasionar”. Según Solana, en los pisos no se suele emplear a más de seis mujeres. “Pueden trabajar bien de manera autónoma o como empleadas de un negocio organizado y gestionado por otra persona”, detalla. En el segundo caso, las mujeres pueden residir en otra vivienda y acudir al domicilio para trabajar. Los propietarios del negocio se suelen quedar con un porcentaje que puede llegar al 50% de lo que recaude la mujer con sus servicios.
Unas trabajadoras que proceden de Suramérica y Europa del Este
La gran mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución en Jaén son extranjeras. Es la opinión del profesor de Antropología Social de la Universidad de Jaén, José Luis Solana. Es más, según el artículo publicado recientemente en la revista especializada “Gazeta de Antropología”, el número de prostitutas se ha reducido en los últimos años por la crisis. Los datos que maneja Solana revelan que, durante los primeros años de su investigación, el número de prostitutas foráneas podía llegar a las seiscientas. En la actualidad, suponen el 90% del total.
El lugar de procedencia de las mujeres del mercado del sexo en la provincia es muy variado. “Hay bastantes colombianas, ecuatorianas y rumanas; pero también rusas, nigerianas, argentinas, brasileñas, marroquíes, dominicanas; algunas cubanas, moldavas, argelinas, orientales”, afirma, al mismo tiempo que asegura que también es amplia la franja de edad, ya que las hay desde las menores con pasaporte falso hasta los que rondan los cuarenta.
El mercado del sexo muestra un amplio abanico de posibilidades que se corresponde con los gustos del cliente. De esta manera, las mujeres deben responder a las necesidades requeridas. Así, las prostitutas pueden proceder de cualquier clase social, aunque es cierto que la mayoría de las que ejercen en la provincia son de clase baja y con un nivel de estudios básico, aunque, al mismo tiempo, las hay con estudios universitarios. Coinciden los empresarios del sector, la Policía Nacional y el profesor universitario en el incremento de profesionales de prostitutas que proceden de Suramérica y de Rumanía.
“Destacan las procedentes Suramérica. Colombia principalmente; durante los últimos años han cobrado una presencia significativa las mujeres procedentes de Paraguay y de la Europa del Este, en especial, las oriundas de Rumanía”, sostiene José Luis Solana. Ya en menor cantidad, hay también mujeres de otros países de América Latina: Ecuador, Brasil, República Dominicana, Argentina, del Este de Europa —Rusia y Ucrania— y de África —Marruecos o Nigeria—.
Las mafias y la trata de mujeres es un tema muy asociado a la prostitución. Sin embargo, en Jaén, los casos que se dan son aislados. Así se asegura desde el Cuerpo Nacional de Policía. En este sentido, el profesor de la Universidad de Jaén apunta: “La mayoría de las mujeres involucradas en el mercado del sexo no han llegado a la provincia a través de redes con fines de explotación sexual que las hayan forzado a prostituirse”. Sus investigaciones confirman que su entrada en el mundo de la prostitución fue voluntaria, aunque, al marcharse de su país, nunca hubiesen imaginado que iban a acabar en el oficio más viejo del mundo. “Un grupo, numéricamente importante, está compuesto por mujeres extranjeras que vinieron a España con la única y neta intención de encontrar trabajo fuera del mercado del sexo, pero que, debido a su situación de irregularidad administrativa o por otras razones, no consiguieron trabajo y decidieron entonces emplearse en la industria del sexo”, señala en el artículo.
Otro de los rasgos en común que comparten las prostitutas es que suelen ocultar este oficio y mantienen la esperanza de que sus familiares y amigos, en su país de origen, lleguen a enterarse, ya que les da vergüenza reconocer qué es lo que en realidad les mantiene.
En cuanto a la edad, por lo general, y siempre según los datos de José Luis Solana, son mujeres jóvenes con una media de años que oscila entre los 25 y los 35. Son bastantes las que tienen hijos y, de ellas, muchas los concibieron a edades relativamente tempranas y carecen de apoyos para sacarlos adelantes.
También es importante conocer los motivos por los que muchas decidieron emigrar a España. La mayoría asegura que los motivos son fundamentalmente económicos y, con la prostitución, se puede conseguir un dinero rápido que no gastan solo en ellas mismas, sino que lo emplean también en satisfacer otro tipo de necesidades, como las de su familia, pagar los estudios de sus hijos o financiar un negocio en su país, entre otros. Más información en la edición impresa