El polideportivo de Villardompardo, cerrado por el derrumbe de un muro

Aquel día —recuerda el alcalde, José Contreras—, se había organizado una función circense en el pueblo. Una compañía familiar, llegada de fuera, le había solicitado permiso para instalar una carpa en el polideportivo y ofrecer un espectáculo que divirtiera a grandes y pequeños. Era el 5 de enero y la hora de la función, las seis de la tarde. Pero, unos sesenta minutos antes, comenzó a llover y la zona “se encharcó”. “Lo limpiaron”, indica el munícipe. Pero, al final, se suspendió la función. “Afortunadamente”, añade. A las siete y media u ocho de la tarde, la balsa de agua acumulada junto a dos cercas próximas al polideportivo, debido a las copiosas lluvias, se llevó por delante las vallas y también el muro de veinte metros de largo por diez de alto del polideportivo municipal. En Villardompardo, se dieron cuenta de lo ocurrido un día después. Y dice, aliviado, el munícipe: “Fue un milagro que no hubiera nadie dentro”. Agradece no solo que se suspendiera la función, sino haber concedido permiso para que se celebrara. “Si yo no se lo hubiera dado, ese día, habría habido críos jugando en el edificio, porque está abierto hasta las nueve de la noche”. Satisfecho porque no ocurriera nada, está decidido a instaurar el 5 de enero como Día del Pueblo. “Cualquiera que me suceda en la Alcaldía debe darse cuenta de que fue un milagro que no hubiera víctimas”.
Desde entonces, el polideportivo está cerrado. “El edificio es un peligro”, reconoce Contreras. Para mitigar posibles riesgos, en la actualidad, el Ayuntamiento acomete obras de emergencia con el fin de “afianzar” el techo y son varias las puertas a las que el alcalde ha llamado con el fin de captar los 70.000 euros necesarios para reparar el muro y acometer las obras de drenaje necesarias para que sucesos como el del 5 de enero no se repitan jamás. Por ahora, la Diputación ya ha comprometido 25.000 euros y “aún quedan las puertas de la Junta”, dice Contreras.