El policía más veterano de la Comisaría de Jaén se retira tras cuatro décadas de trayectoria


Rafael Abolafia/Jaén
Mañana, el inspector jefe Francisco Joaquín Martínez Sabina (Huelva, 1945) ya no vestirá el uniforme azul ni pisará la Comisaría a la que ha acudido a trabajar durante los últimos cuarenta años. Se retira el policía más veterano de la provincia. Ayer, sus familiares y amigos le rindieron un homenaje por todo lo alto.

    10 nov 2009 / 11:26 H.

    “Gracias a todos”, acertó a decir un emocionado Curro, como todos lo conocen en el viejo caserón de la calle Arquitecto Berges. Se va “el último mohicano”, un funcionario de la vieja escuela y un maestro de policía. Y lo hace por la puerta grande, como esas figuras del toreo a los que tantas tardes vio desde la presidencia del coso de La Alameda. Más de 150 amigos le dijeron un “hasta siempre” a la persona que, durante más de dos décadas, fue el eslabón entre el Cuerpo Nacional de Policía y la sociedad jiennense.
    Con él estuvieron su esposa,_María del Carmen Garvín; sus tres hijos, Francisco Joaquín, Luis Carlos y María del Carmen; y sus dos nietas, Luna y Ana, que ayer no se echaron la siesta para dar “una sorpresa” a su abuelo. Tampoco se perdió el homenaje su hermano, el cantautor Joaquín Sabina. “Estoy conmovido y emocionado. Lo intuía, pero no sabía que mi hermano era tan querido. Ya lo era en mi casa y en mi corazón y ahora sé que mucha gente más lo aprecia y mucho”, dijo en su discurso. Joaquín, el cantante, regaló a “Curro” un soneto que, según confesó, escribió en el viaje desde Madrid a Jaén. También le entregó la estatuílla de los Premios Ondas que recibió por el disco “19 días y 500 noches”. “Este premio se ha devaluado desde que se lo han dado a Jorge Javier, pero yo no lo voy a devolver, como hicieron José Tomás y Paco Camino con la Medalla de las Bellas Artes”, ironizó. “Es un premio al que tengo mucho cariño y, por eso, te lo entrego, hermano”, concluyó.
    No fue el único homenaje que recibió Curro, el policía que durante años redactó las notas de prensa de la Comisaría con una vieja máquina de escribir Lexicon 80 y que, sólo hace pocos meses, se introdujo en el mundo de los ordenadores y de los “correos eléctricos”, como él los llama. Sus compañeros y amigos le regalaron un ángel custodio, patrón del Cuerpo, acompañado con un grabado de la Catedral de Jaén. Su familia le obsequió con una placa. A modo de broma y al grito de “que se lo ponga”, le dieron un “chándal” para que pasee “ahora que tiene tiempo libre”: “Es una prenda que no me he puesto en mi vida y no lo voy a hacer ahora”, se defendió el inspector jefe. En su discurso, Martínez Sabina dio las gracias a todos, pero en especial tuvo palabras de excepcional cariño para su esposa. “Ojalá hubiera un homenaje para las mujeres y las madres de los policías”, lanzó a modo de idea. También se acordó de su padre, igualmente policía: “Fue un hombre bueno, un ejemplo para mí, el espejo en el que siempre me miré”, aclaró. Se retira el “viejo zorro”, un “madero” que deja huella por su lealtad y su buen hacer profesional.

    Para Paco, para Curro

    Porque estrenaste pantalones largos
    y novia tres años antes que yo,
    porque a la hora del destierro amargo
    remendaste mi ausencia con honor.

    Por la infancia ubetense compartida,
    por tanto viernes santo, tanta tos,
    tanto paseo mercao, tanta corrida,
    porque nunca hemos sido más que dos.

    Sin corbata, es verdad, pero con traje
    y el corazón dispuesto al homenaje
    forzosamente ejerzo de paisano.

    Siempre que se jubila un policía
    los chorizos dan saltos de alegría
    y brindan con Sabina por su hermano.

                                    Joaquín Sabina