El placer de los sueños

Esto de publicar cada cuatro semanas posee la ventaja de que olvidas sobre qué versó tu última columna. Y te agarras a lo último. La noche pasada, mezcla de placer y pesadilla, se contagió de ambigüedad y confusión. No sé si me preocupa más que Cristina se escurra en la peligrosa rampa de los juzgados mallorquines, o que se sustancien los síntomas de avería sentimental en el dúo Felipe-Letizia.

    05 feb 2014 / 19:05 H.

    Dudo si compadecerme más por las cuitas de Rajoy a la vera del Pisuerga, o ante el inefable rostro de Rubalcaba, irradiando un nítido mensaje tras la venerable barba: que finalice mi calvario cuanto antes. Unidos por la incertidumbre ante el futuro, aplastados por el peso, nada leve, de tanta medida antisocial, ayuntados en la renuncia a sus respectivas ideologías y programas electorales… detecto un aire enfermizo en la fachada soñolienta de quienes lideran las formaciones políticas más votadas por los españoles. “Que me dejen publicar de una vez mi renuncia a cualquier elección, primaria o secundaria, general o autonómica. Pase de mí este cáliz: diez meses esperando a Carmen, Patxi, Eduardo o quien sea. Antes Tomás que esta gota malaya”, exclama Alfredo entre sueños. Mientras, Mariano, en batimanta, recostado en el pecho conyugal, se lamenta: “Maldito José Mari. Primero me suelta la patata caliente de la presidencia del gobierno, luego me encasqueta el marrón bilingüe de su esposa, y ahora me hace ascos por un no viniste a la presentación de mi libro. Con lo feliz que estaría yo (¡y ganando más dinero!) de registrador de la propiedad. ¡Qué razón tenías, Elvirita!”. Fin del sueño, me despierto, busco a tientas el vaso de agua. Es lo placentero de los sueños, que aparcan unas horas la implacable verdad de las noticias: los seis millones de parados, el 24% de economía sumergida, los casi tres millones de niños marginados, el 20% de la riqueza concentrado en veinte pares de manos avaras, el recorte a la mitad de los Erasmus, el 70% de los actores al borde del hambre, los 400 millones de euros birlados por Arias Cañete al campo andaluz, la lanzada de a 600.000 euros el ERE, los 90 millones por un Neymar o un Bale. ¡Menudencias!

    Francisco Zaragoza es escritor