El pirograbado, una forma plástica de emitir emoción

El pirograbado es una técnica de dibujo realizado con un pirograbador, una especie de soldador eléctrico, con el que se “quema” un soporte de madera, cuero u otro material. José María García Merina domina esta técnica y esta tarde, a las ocho, inaugura una exposición en La Económica.

    11 mar 2010 / 18:09 H.

    Todas las artes plásticas entrañan un riesgo a la hora de ejecutarlas, por lo que se requiere pericia, maña y oficio, para no arruinar una obra que se halla a medio camino de ver la luz. José María García Merina, un cordobés afincado en Jaén, domina la técnica del pirograbado y, de hecho, es la que más le apasiona.
    A través de ella busca transmitir emociones, pues su inspiración, generalmente, es el ser humano. Esta tarde, a las ocho, inaugura una exposición en la sala de La Económica de Jaén de 29 obras de mediano formato, realizadas sobre un soporte de tabla de limoncillo, un árbol cuya madera es clara, no tiene vetas ni nudos y, por tanto, idónea para el pirograbado. Este material, dice, es muy escaso porque apenas se fabrica y cada vez le cuesta más trabajo localizar tableros de esa madera. Otras tableros idóneos son los de haya, chopo o  peral. “Lo ideal —subraya— es que la madera sea como un papel en blanco, sin vetas, no importa que tenga color o tonalidades porque luego se va a quemar”.

    “Mi obra refleja la figura humana. Reproduzco situaciones que conmueven, basadas en fotografías antiguas, de finales del XIX y principios del siglo XX y son temas que llegan al corazón, ya que hay niños, familias pobres, emigrantes, y situaciones románticas”, comenta el autor. Explica que el pirograbado es una técnica milenaria, que se ha mantenido a lo largo del tiempo y de las diferentes culturas. Para dibujar con esta técnica se utiliza un soporte, él prefiere la madera, y un pirograbador, que es un aparato similar a un soldador de estaño que emplea electricidad para generar calor en la punta. Con él se quema el soporte y se dibuja regulando la intensidad del calor que desprende la punta para conseguir más o menos intensidad, variando la tonalidad del quemado que va del marrón suave al negro carbón.
    José María García estudió Decoración en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba y en las clases comunes aprendió dibujo y también pirograbado. Hace tres décadas comenzó a exponer sus pirograbados. La técnica, dice, requiere, sobre todo, de “mucha paciencia”. Considera que las obras realizadas de esta forma no suelen colgar en los museos y las galerías tampoco se interesan por este tipo de cuadros. “Al igual que pasa con el grafito, en los museos tampoco se suelen ver obras de pirograbado”, indica. Esa consideración de arte menor al estar fronterizo con la artesanía, se refleja también a la hora de buscar cauces de venta. “Los pirograbados los solemos vender en las exposiciones, a través de internet, por medio de conocidos, por contacto personal o cuando se trata de encargos, y no existe otra fórmula de venta que, al menos yo la conozca”, puntualiza García Merina.
    “A lo largo del tiempo he hecho obras de creación propia y también copias de obras conocidas de pintores como Caravaggio o Salvador Dalí, pero siempre intento que lo que hago refleje sensibilidad y está presente la figura humana”, manifiesta. 
    José María García Merina manifiesta que suele utilizar formatos medianos, con medidas de 30 por 40 centímetros, y también, aunque de forma excepcional, dibuja en formatos grandes.  Ignacio Frías /Jaén