El Papa pide una Iglesia más implicada en la ayuda al prójimo

El Papa Francisco asegura en una entrevista concedida a la publicación jesuita “La Civiltà Cattolica” que la Iglesia ha estado demasiado tiempo obsesionada con cuestiones como el aborto, el matrimonio homosexual o el uso de los anticonceptivos, olvidando lo que él considera verdaderamente importante, la ayuda al prójimo. Entra de lleno en materias “espinosas” y confiesa: “Nunca he sido de derechas”.

    20 sep 2013 / 10:12 H.

    “El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’”, insiste Francisco, que asegura que “los ministros del Evangelio deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse”. Y es que el actual Papa está convencido de que la Iglesia ha estado demasiado tiempo ocupada en cuestiones que él no considera relevantes, olvidando así su misión de ayuda al prójimo. “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”, expresa el Pontífice, que pide que la Iglesia encuentre “un nuevo equilibrio”. “La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de esa propuesta surgen luego las consecuencias morales”, concluye.
    Sobre la nueva Iglesia que el Papa quiere construir, asegura que ve con claridad que “lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas. Y hay que comenzar por lo más elemental. La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: ‘¡Jesucristo te ha salvado!”, asegura Francisco I, que además confiesa que quiere construir una Iglesia basada en el consenso y la ayuda de todos. “Oigo a algunas personas que me dicen: ‘No consulte demasiado y decida’. Pero yo creo que consultar es muy importante. Los consistorios y los sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas reales, no formales. La consulta a los ocho cardenales, ese grupo consultivo externo, no es decisión solamente mía, sino que es fruto de la voluntad de los cardenales, tal como se expresó en las Congregaciones Generales antes del Cónclave. Y deseo que sea una consulta real, no formal”, cuenta Francisco I. Él, según explica, cundirá con el ejemplo ya que hacer lo contrario le hizo tener problemas en anteriores cargos. “Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas”, formula el Papa. Para ilustrar la futura Iglesia, en la que pide una mayor implicación real de los clérigos, el Pontífice pone un ejemplo. “Me dan miedo los laboratorios porque en ellos se toman los problemas y se los lleva uno a su casa, fuera de su contexto, para domesticarlos, para darles un barniz. No hay que llevarse la frontera a casa, sino vivir en frontera y ser audaces. Cuando se habla de problemas sociales, una cosa es reunirse para estudiar el problema de la droga de una villa miseria y otra cosa es ir allí, vivir allí y captar el problema desde dentro y estudiarlo.  La palabra ‘inserción’ es peligrosa, porque algunos religiosos la han tomado como una moda, y han sucedido desastres por falta de discernimiento. Pero es verdaderamente importante”.
    Francisco I tampoco se ha librado de la ya habituales preguntas sobre los homosexuales. Siguiendo con la línea de sus anteriores declaraciones, el Papa ha mostrado una actitud tolerante ante la homosexualidad, con un claro mensaje para pedir que no se juzgue a estas personas porque Dios no lo hace. “El señor, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena? Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”, concluye el Pontífice argentino.