El Oporto perdona al Atlético
La falta de puntería del Oporto y las paradas del argentino Leo Franco minimizaron en el marcador (2-2) el decepcionante partido del Atlético de Madrid en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, resuelto con un empate que le resta buena parte de sus opciones de pasar a cuartos de final. Los rojiblancos necesitan al menos un empate a dos tantos o ganar en su visita de dentro de quince días a Portugal para acceder a la siguiente ronda, una misión que, tras la multitud de errores defensivos en los locales y la clara superioridad visitante en el encuentro de esta noche, parece bastante complicada.
Y eso que, en tres minutos trepidantes, el Atlético ya mandaba en el marcador. Fue así porque el argentino Leo Franco salvó el 0-1 en una inmejorable ocasión del argentino Lisandro López y porque los rojiblancos demostraron una efectividad máxima en su primer contragolpe, en una conexión entre los argentinos Sergio “Kun” Agüero y Maxi Rodríguez. La jugada la culminó el capitán rojiblanco, libre de marca por un desajuste defensivo del lateral Cissokho, pero el Oporto seguía muy vivo en la eliminatoria. Lo demostró con el paso de los minutos, en los que fue ofensivo, se sintió cómodo y dejó en evidencia a la zaga local con la velocidad del brasileño Hulk y del argentino Lisandro. No había quien parara sus arrancadas. Ni los medios ni los laterales ni los defensas rojiblancos, superados en la zancada por cualquiera de los dos jugadores del bloque portugués, dueño de un partido del que había desaparecido en ataque el Atlético, salvo en un potentísimo disparo lejano del uruguayo Diego Forlán. Mala noticia para un equipo que vive de la inspiración de su frente ofensivo, sobre todo del 'Kun' Agüero, y que ofrece cada vez más dudas, muchísimas, en defensa. Ahí regaló el 1-1 al Oporto, en un cúmulo de errores culminado con un fallido despeje de Pablo Ibáñez. Lisandro, solo al borde del área, batió a Leo Franco. El Atlético sobrevivía con la igualdad en el marcador por los méritos del portero argentino, que frenó otra vez a Lisandro, que solo y a dos metros de la portería se encontró con el guardameta, y después a Hulk. Dos actuaciones decisivas para mantener el 1-1 en la recta final de la primera mitad. Y de pronto, sin merecerlo, cuando el equipo rojiblanco veía el empate como un resultado buenísimo visto el desarrollo de la primera parte, el portero visitante, el brasileño Helton, correspondió a la generosidad atrás del Atlético con otro regalo, el 2-1, en el que se le coló entre sus brazos un tiro sin aparente peligro de Forlán. Pero ese gol, impensable por el devenir del encuentro, tampoco despertó al conjunto rojiblanco, a merced de su rival, un Oporto empeñado en malgastar sus ocasiones, como hizo Lisandro en dos ocasiones más, una la sacó Raúl García bajo palos y otra la envío alta solo ante Leo Franco y con todo a su favor para firmar el 2-2. El 2-1 en el marcador era un asunto inexplicable tras 55 minutos de partido. También fue incomprensible la decisión de Abel Resino con la sustitución de Agüero. No era su mejor partido, pero privar al Atlético de su futbolista de más talento y más decisivo en una eliminatoria de tanta exigencia parecía, por lo menos, imprudente. No mejoró nada el equipo rojiblanco, tan frágil en defensa como en todos los minutos anteriores. Sin fútbol, sin ningún argumento, sin ocasiones, la victoria sólo dependía, como antes, del acierto en ataque del Oporto, que no falló en su siguiente oportunidad, en un pase desde la izquierda rematado por Lisandro. Era lo más normal, incluso un resultado corto para los visitantes, en un duelo que siempre se había movido al ritmo del conjunto portugués, muy superior hoy al Atlético, que esta noche completó un partido muy por debajo de la exigencia de un torneo en el que quedan los dieciséis mejores equipos de Europa.