El olivar se resiente de las heladas
El olivar jiennense se resiente de las heladas. Organizaciones profesionales de agricultores, como COAG, ya ven daños en algunas fincas de la provincia, sobre todo, en las que tienen árboles más jóvenes. Por ello, avisan de que afectará al desarrollo vegetativo y a la próxima cosecha de aceite de oliva.
El único “ejército” capaz de traer riqueza a Jaén en los tiempos duros que trae la crisis económica duerme a temperaturas bajo cero. Le puede pasar como a los soldados de Napoleón cuando fueron a la conquista de Rusia, que partieron de Francia como tercios invencibles y regresaron con numerosas bajas y “muertos” de frío. El campo jiennense tiene hielo por las mañanas. Los agricultores que van al tajo —envueltos ahora en las faenas de poda— ven charcos congelados y una escarcha que tiñe de blanco la cubierta vegetal que dejan en las calles que forman sus olivares.
Por fortuna, no hay daños como los de 2005, en el que hubo que arrancar árboles en diversas comarcas productoras de la provincia. De hecho, aún queda en el recuerdo las hogueras con olivos “difuntos” en municipios como Campillo de Arenas. Sin embargo, las heladas que caen sobre el “mar de olivos” no son nada buenas para el cultivo. Solo hay que salir al campo para ver que los olivares tienen un color poco atípico. Se les ven algo pálidos o, incluso, con un tono amarillento que denota debilidad. Sin duda, sus hojas son el espejo de su “alma” y el cultivo está débil. Ha dado una cosecha importante y, ahora, se encuentra con dos problemas. El principal no es el frío, sino la escasez de agua, que incrementa el efecto de las heladas. Si no llueve, el olivo ni bebe ni come, ya que el agua funciona para desbloquear los nutrientes del suelo.
Asimismo, las bajas temperaturas tampoco contribuyen a la recuperación de los árboles. El frío puede acabar con las yemas, pese a que la mayoría aún están dentro de la madera porque aún es temprano para los primeros brotes. No obstante, los agricultores tienen claro que están temperaturas tan gélidas no benefician en nada al “mar de olivos”, sobre todo, porque se da la paradoja de cambios muy bruscos en el mercurio. De hecho, durante el mediodía y las primeras horas de la tarde llega a hacer hasta calor en algunas partes de la provincia. En cambio, cuando cae la noche, el termómetro comienza a marcar temperaturas bajo cero.
estimaciones. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía dice que el olivar se ve perjudicado por las bajas temperaturas. Indica —en un comunicado— que, ante el frío, hace falta realizar riegos auxiliares, especialmente, a los árboles más jóvenes. No obstante, apunta que, debido a los bajos precios del aceite, la mayoría de los hombres y mujeres del campo no los hace, por lo que se notará en las próximas cosechas. COAG manifiesta que los precios siguen por debajo de los costes de producción, lo que supone una amenaza para el cultivo y para las próximas cosechas. La organización dice que hay agricultores que no pueden pagar jornales para prevenir los efectos de las heladas.
Enrique Alonso / Jaén