El olivar se “juega” hasta el 60% de la cosecha en la “carta” de la lluvia
No es jugárselo todo a una carta, pero sí alrededor del 60%. Los agricultores cambian la hoja del calendario al mes de septiembre y comienzan a tener casi una obsesión: la lluvia. Decir una cantidad sería especular porque no existe fórmula matemática alguna que resuelva cuántos millones de euros y miles de jornales dependen de que llueva en las próximas semanas.

No obstante, hay unanimidad a la hora de aseverar que son muchos. Además, después de la depresión económica, la economía jiennense se ha hecho tremendamente dependiente del campo, por lo que una mala cosecha repercute en todos los sectores. La mejor prueba está en lo que ha ocurrido en este año después de que el olivar diera una raquítica producción que casi no ha permitido trabajar como peón.
Después de que los olivareros jiennenses cosecharan tan solo 229.383 toneladas durante la pasada campaña después de batir el registro histórico en la anterior, en la que se llegó a 752.297, todavía no existe una cantidad definida. Al aforo oficial de la Consejería de Agricultura aún le quedan unos 50 días —los técnicos pronto se trasladarán al campo—, por lo que nadie se atreve a estimar públicamente la cantidad de aceite de oliva que da Jaén. Y no se hace porque se tiene claro que el mercado mundial del aceite de oliva cambiará en función de las previsiones de esta tierra. Ahora bien, en círculos privados se hacen apuestas en las que los agricultores suelen decir cifras que se mueven entre las 400.000 y 500.000 toneladas. No es nada oficial. Tampoco tiene base teórica ni científica, aunque sí plasma lo que ven en el campo. Sin embargo, esto es si todo marcha bien. Pero hace falta que llueva. El secretario general de COAG en Jaén, Juan Luis Ávila, afirma que hasta el 60% de la próxima cosecha depende de las lluvias de septiembre y de octubre. “Nos harían falta unos 70 litros por metro cuadrado para consolidar lo que hay. No hay duda de que los árboles más necesitados son los de secano”, aclara. Precisamente, generalmente, estas fincas son de pequeños agricultores, que suelen ser los más pobres.
Se estima que, si no lloviera nada, se podría perder hasta el 60% de la cosecha de secano y un 40% de regadío que, pese a que el porcentaje resulta menor, serían más toneladas porque la mayoría del aceite está en esas fincas. Sin embargo, esto varía mucho en función de las zonas.
Lo mejor es que el agua caiga escalonada o, dicho de otro modo, que comience a llegar de manera intermitente durante las próximas semanas. No obstante, si no es así, los agricultores desean que venga entre el 15 de septiembre y 15 de octubre, ya que es el momento clave para definir el fruto. De hecho, afirman que si llueve ahora, y después, no lo hace más, sería hasta peor porque se activaría el árbol y luego se vendría abajo. Paradójicamente, Jaén tiene muchos millones “colgados” de las nubes. Que lleguen a los bolsillos de los agricultores dependerá del cielo. Por el momento, no existe previsión de lluvia inmediata, pero se tiene fe en las próximas semanas. A esta tierra le hace mucha falta.