El olivar de la autovía

La Autovía del Olivar es faraónica, por grande y por lenta, tanto, que ahora es más olivar que autovía. Es un proyecto raro, que va a trancas y barrancas desde hace una década. Lo último:en meses, pasa de estar en un cajón —a años luz de la estrategia de la consejera Elena Cortés, de IU, que prioriza el transporte público y la vivienda—, a renacer con unos bríos inopinados. La Junta ya sí tiene dinero para esta arteria, la UE se lo da. No llega “gratis”, esto es importante, sino con una condición:“Andaluces, si no os lo gastáis ahí, me lo tenéis que devolver en 2015”. Las razones del vil metal cualquiera las entiende, vote a derechas o a izquierdas. Las obras están en marcha otra vez y, además, con prisa, bienvenido sea. A la altura del Puente del Obispo, en Baeza, se trabaja 24 horas para construir un tramo con dos puentes; tres turnos de currantes, cincuenta personas que llevan un sueldo a su casa. Por lo bajito, quienes saben de alta y baja política, dicen que “hubo tortas” por atraer este dinero a Jaén y que, gracias a la vehemencia de un político “rojillo” de esta tierra, la autovía se construirá, al menos, buena parte de ella. Ojalá, que como dice el refrán, este “mucho” no sea víspera de nada.  

    05 jun 2014 / 22:00 H.