El obispo jiennense dedica la iglesia de la aldea de San José
Un día esperado. La iglesia de la aldea de San José de la Rábita, cuya techumbre se derrumbó en octubre de 2012, se reabrió al culto con una eucaristía presidida por el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, y concelebrada por una decena de sacerdotes, entre los que se encontraban el párroco, Manuel Luis Anguita, y el deán de la catedral jiennense, Francisco Juan Martínez. La ceremonia consistió en la dedicación del templo y en la consagración de la mesa del altar. El inmueble estaba abarrotado de fieles, llegados de distintos puntos del municipio. Entre los presentes se encontraban el alcalde alcalaíno, Carlos Hinojosa; el concejal de Obras, Custodio Miguel Valverde, y el responsables de la empresa Construcciones Rosales Pérez, la firma encargada de los trabajos, que comenzaron la pasada primavera. En la misa actuó el grupo de pulso y púa y el coro de la asociación de exalumnos de la SAFA Padre Sebastián Talavera.
La emotiva reapertura incluyó diversos rituales, como la bendición y la aspersión de agua, la liturgia de dedicación y la unción del altar —sobre el que también se quemó incienso— y los muros. Manuel Luis Anguita y el obispo dieron las gracias por los apoyos recibidos en el proyecto. Un vecino de San José también mostró la gratitud de los feligreses de la pequeña pedanía. Al término de la misa, los habitantes un refrigerio.
La reconstrucción de la iglesia, que ha experimentado una profunda remodelación, tuvo un coste aproximado de 85.000 euros. Según explicó el párroco, los fondos proceden principalmente de la Diócesis, aunque también hubo aportaciones, en particular de las cofradías, a través de la actividades como representaciones de teatro o un certamen de bandas. Por su parte, el Ayuntamiento —según destacó Anguita— colaboró con mano de obra, materiales y la construcción de unos aseos, aparte de ceder el local de la antigua guardería para que se oficiaran los cultos durante los últimos años. Un grupo de misioneras se encargó de restaurar las imágenes dañadas a causa de los desprendimientos.
El resultado de la reforma es un templo de menor capacidad que el original. De hecho, se ha creado una especie de patio central. Sin embargo, el obispo Ramón del Hoyo, que manifestó su satisfacción por la reapertura del inmueble, dedicado a San José, consideró que sus dimensiones son suficientes para la cantidad de feligreses existentes en la pedanía.
El derrumbe del edificio se produjo en el otoño de 2012, caracterizado por las abundantes lluvias, y pese a su aparatosidad no ocasionó daños personales.