"Me encantaría recibir al Papa en Jaén"
—Acaba de llegar de Roma después de visitar al Papa ¿Qué balance hace del encuentro?
—No he salido de la nube (risas). Estoy muy satisfecho. Como obispo de la Diócesis, es muy interesante. La cercanía con el Santo Padre y con los obispos españoles me ha traído unos días para compartir y hablar. No obstante, los ejes fueron la entrevista y la Misa en los Sepulcros de San Pedro y San Pablo.
—¿Le ha hecho algún encargo el Papa Francisco para los hombres y las mujeres de Jaén?
—Me ha dicho que evangelicemos, que seamos muy sencillos y cercanos con las personas. Nos pide que aceptemos a todo el mundo con comprensión. El Papa Francisco quiere que prediquemos el Evangelio y no otras teorías. Se preocupó por los inmigrantes, los seminarios y el trabajo de Cáritas. El Papa nos pide cercanía y sencillez en una Iglesia pobre que esté al lado de los que sufren para parecernos a Jesús.
—¿Cómo es Francisco en las distancias cortas?
—Es muy simpático (risas). Se trata de una persona atrayente que da confianza. Cuenta muchas anécdotas curiosas. Estuvimos una hora y diez minutos. Pasó tiempo saludándonos. La entrevista fue muy distendida. Cada uno pregunta con libertad y él contesta. Supo a muy poco. Nos dijo que después tenía otro compromiso con un sacerdote.
—¿Le preguntó usted algo?
—Sí. Le hablé del sínodo de la familia: cómo trabajamos y cómo lo hacen los jóvenes en El Rocío, en la JMJ y en otros grupos. Al Santo Padre le interesó mucho. Otros obispos hablaron de otras cosas. Entre todos, hicimos un repaso de la Iglesia en nuestro mundo, pero siempre con un gran sentido de esperanza, de respeto, de comprensión, y de cercanía.
—Usted, en el desayuno que organizó Diario JAEN en el que explicó la situación de la Iglesia dijo que intuyó una nueva época con solo escuchar el nombre de Francisco. ¿Es así?
—Yo lo dije, lo pienso y mantengo esta idea. Marca un estilo nuevo en el Evangelio de siempre. Su presentación del Evangelio es directa, comprensible y con palabras muy acertadas. Nos pide mucho que recemos por él. No para de repetirlo. Lleva una vida muy sencilla y eso me convence mucho. Es el estilo propio de los pastores. Además, de demostrar una gran capacidad de trabajo.
—¿Este Papa encaja con su diócesis porque Jaén es trabajadora, humilde y sencilla?
—Lo he pensado estos días. No tenía lujos ni privilegios en su estilo. Nuestra diócesis tiene muchos problemas. Lo hablamos en el ámbito de Andalucía a razón de los inmigrantes, pero yo le dije que Jaén no tiene mar pero sí muchos olivos y se daba la misma situación social. Para mí ha sido inolvidable. Yo estuve en dos ocasiones con Juan Pablo II. En la segunda ya estaba muy mayor. Pero, era diferente. Se veía más protocolario. Yo he quedado muy satisfecho de la visita a Roma.
—Supongo que invitarían a Su Santidad a España.
—Sí. Además, reiteradamente, pero no contesta. No es muy viajero (risas). Mira, pero no dice nada. Hablamos del Rocío y de la Virgen de la Cabeza.
—¿Le propuso visitar el santuario de la Virgen de la Cabeza?
—Fue de forma distendida. Hablamos de Santa Teresa y de que viniera a Andalucía. Se trató El Rocío y también otros santuarios. Claro, yo pensaba en la Virgen de la Cabeza. Pero no fue algo formal. Aquí la Conferencia Episcopal se encarga de esto. La invitación se hizo, pero no responde.
—¿A usted le gustaría llevar a Francisco a la Virgen de la Cabeza?
—Claro que sí. Me alegraría mucho de que viniera a la Catedral y a la Virgen de la Cabeza, pero seguro que todos los obispos piensan lo mismo. Aquí es la Conferencia Episcopal y la Casa Pontificia.
—Ahora toca elegir al presidente de la Conferencia Episcopal. ¿Qué busca usted?
—Armonía y mucha unidad. Para nosotros no hay regiones. Quiero una persona de consenso. Yo busco un pastor que conecte bien con el Pontífice actual. Ya lo tengo pensado desde hace tiempo. Me va a costar poco decidir.
—¿A quién votará?
—No se lo puedo decir (risas).
—Acaba de llegar de Roma después de visitar al Papa ¿Qué balance hace del encuentro?
—No he salido de la nube (risas). Estoy muy satisfecho. Como obispo de la Diócesis, es muy interesante. La cercanía con el Santo Padre y con los obispos españoles me ha traído unos días para compartir y hablar. No obstante, los ejes fueron la entrevista y la Misa en los Sepulcros de San Pedro y San Pablo.
—¿Le ha hecho algún encargo el Papa Francisco para los hombres y las mujeres de Jaén?
—Me ha dicho que evangelicemos, que seamos muy sencillos y cercanos con las personas. Nos pide que aceptemos a todo el mundo con comprensión. El Papa Francisco quiere que prediquemos el Evangelio y no otras teorías. Se preocupó por los inmigrantes, los seminarios y el trabajo de Cáritas. El Papa nos pide cercanía y sencillez en una Iglesia pobre que esté al lado de los que sufren para parecernos a Jesús.
—¿Cómo es Francisco en las distancias cortas?
—Es muy simpático (risas). Se trata de una persona atrayente que da confianza. Cuenta muchas anécdotas curiosas. Estuvimos una hora y diez minutos. Pasó tiempo saludándonos. La entrevista fue muy distendida. Cada uno pregunta con libertad y él contesta. Supo a muy poco. Nos dijo que después tenía otro compromiso con un sacerdote.
—¿Le preguntó usted algo?
—Sí. Le hablé del sínodo de la familia: cómo trabajamos y cómo lo hacen los jóvenes en El Rocío, en la JMJ y en otros grupos. Al Santo Padre le interesó mucho. Otros obispos hablaron de otras cosas. Entre todos, hicimos un repaso de la Iglesia en nuestro mundo, pero siempre con un gran sentido de esperanza, de respeto, de comprensión, y de cercanía.
—Usted, en el desayuno que organizó Diario JAEN en el que explicó la situación de la Iglesia dijo que intuyó una nueva época con solo escuchar el nombre de Francisco. ¿Es así?
—Yo lo dije, lo pienso y mantengo esta idea. Marca un estilo nuevo en el Evangelio de siempre. Su presentación del Evangelio es directa, comprensible y con palabras muy acertadas. Nos pide mucho que recemos por él. No para de repetirlo. Lleva una vida muy sencilla y eso me convence mucho. Es el estilo propio de los pastores. Además, de demostrar una gran capacidad de trabajo.
—¿Este Papa encaja con su diócesis porque Jaén es trabajadora, humilde y sencilla?
—Lo he pensado estos días. No tenía lujos ni privilegios en su estilo. Nuestra diócesis tiene muchos problemas. Lo hablamos en el ámbito de Andalucía a razón de los inmigrantes, pero yo le dije que Jaén no tiene mar pero sí muchos olivos y se daba la misma situación social. Para mí ha sido inolvidable. Yo estuve en dos ocasiones con Juan Pablo II. En la segunda ya estaba muy mayor. Pero, era diferente. Se veía más protocolario. Yo he quedado muy satisfecho de la visita a Roma.
—Supongo que invitarían a Su Santidad a España.
—Sí. Además, reiteradamente, pero no contesta. No es muy viajero (risas). Mira, pero no dice nada. Hablamos del Rocío y de la Virgen de la Cabeza.
—¿Le propuso visitar el santuario de la Virgen de la Cabeza?
—Fue de forma distendida. Hablamos de Santa Teresa y de que viniera a Andalucía. Se trató El Rocío y también otros santuarios. Claro, yo pensaba en la Virgen de la Cabeza. Pero no fue algo formal. Aquí la Conferencia Episcopal se encarga de esto. La invitación se hizo, pero no responde.
—¿A usted le gustaría llevar a Francisco a la Virgen de la Cabeza?
—Claro que sí. Me alegraría mucho de que viniera a la Catedral y a la Virgen de la Cabeza, pero seguro que todos los obispos piensan lo mismo. Aquí es la Conferencia Episcopal y la Casa Pontificia.
—Ahora toca elegir al presidente de la Conferencia Episcopal. ¿Qué busca usted?
—Armonía y mucha unidad. Para nosotros no hay regiones. Quiero una persona de consenso. Yo busco un pastor que conecte bien con el Pontífice actual. Ya lo tengo pensado desde hace tiempo. Me va a costar poco decidir.
—¿A quién votará?
—No se lo puedo decir (risas).
