El obispo alerta de que la cultura de la muerte’ favorece la anticoncepción, la eutanasia y el aborto

El obispo de Jaén, Ramón del Hoyo López, consideró hoy que no  aceptar el origen sagrado de la vida conduce a una perspectiva  materialista en la que "la vida de una persona se valora únicamente  con criterios de eficacia, funcionalidad, utilidad, no por lo que  'es', sino por lo que 'sirve, tiene, produce'", de forma que "el no  nacido, el niño, el enfermo, el anciano, la mujer, son los primeros  que sufren estas consecuencias" y, con estos principios, "resulta  fácil que prospere una cultura de la muerte, una mentalidad que  favorece la anticoncepción, el aborto y la eutanasia".

    24 mar 2009 / 15:47 H.

    En la carta pastoral del obispo con motivo de la Jornada de la  Vida, consultada por Europa Press, Del Hoyo argumenta que la  protección y el derecho a la vida "no es el resultado de ningún  ordenamiento político, ni declaración, sino que se fundamenta en el  mismo orden natural" hasta el punto de que "sin la protección de este  derecho ni existirá paz, ni auténtica democracia, sino muerte,  empobrecimiento y sufrimiento". El obispo de Jaén expone que la dignidad del ser humano "lleva  unida intrínsecamente, entre otras realidades, el respeto a la vida  desde su concepción hasta su ocaso natural" y que el derecho a la  vida, "sin embargo, de forma contraria a la fundamentación  filosófico-teológica iusnaturalista, se ha visto informado por iuspositivismos de nuevo cuño". A ello añade que, además, "el desarrollo de la ciencia bioética y  de la tecnología con numerosos medios para decidir sobre la vida y la  muerte" hace que haya que plantearse "una nueva y serena reflexión  para recuperar el pleno sentido y alcance de este derecho  fundamental". Así, sostiene que toda persona es un valor en sí misma,  "sin que pueda subordinarse a otros intereses ajenos" y que "toda  vida humana enlaza con la omnipotencia fecunda de Dios creador y se  hace presente, en el hoy de cada uno, ya antes de nacer del seno  materno". "Hemos de proclamar con renovada claridad y firmeza, también en  nuestra situación actual y no sólo en tiempos pasados, que Dios es el  único Señor sobre la vida y la muerte", manifestó Del Hoyo, quien  abogó por una unión "para fomentar un clima de simpatía y apoyo a la  vida para que siempre alcance su desarrollo y realización plena,  conforme a las exigencias de la naturaleza y los planes divinos  revelados". El obispo reconoció que todo ello es "un verdadero desafío en la  evangelización" porque existen postulados y planteamientos que  "amenazan y están minando a pasos muy rápidos la misma institución  sacramental matrimonial y la estabilidad de la familia, base y  fundamento de la sociedad". "Dios dijo 'No matarás' y ninguna persona  o institución puede pisotear el derecho santísimo de Dios y de la  naturaleza, defendamos la civilización y cultura de la vida, que es  respeto a la naturaleza y cuidado de la vida divina de la creación,  respeto a la vida humana desde el primer momento de su concepción  hasta su conclusión natural", zanjó.