30 jun 2014 / 22:00 H.
La parte más importante para la supervivencia de un equipo es su masa social, los aficionados que sienten los colores y que siguen al equipo más allá de las medallas y premios conquistados, héroes anónimos del mundo del fútbol. Durante estos días vivimos la campaña de captación de abonados del Real Jaén. Años atrás hemos sido testigos de casos extraordinarios en los que la masa social de seguidores de un equipo ha acudido masivamente a su rescate durante su travesía por una categoría inferior, superando en ocasiones el número de abonados del año anterior. Aficiones como las del Betis y Atlético de Madrid entre otras son ejemplo de compromiso, solidaridad y pasión por sus colores. Si analizamos las fuentes de ingreso de los grandes equipos de fútbol, observamos que sus ingresos se reparten en las proporciones de 40% derechos televisivos (para equipos como Real Madrid, FC Barcelona), 25% entradas y abonos, un 35 % en merchandising, y el resto en otros ingresos. Es evidente que esta proporción varía en la medida que los ingresos por derechos televisivos van cayendo. La financiación de equipos como el Real Jaén depende en más de un 70% de los ingresos por entradas y abonos. Por eso existen aficiones que cuando las cosas no marchan bien se vuelcan con más fuerza si cabe. Otro ejemplo de fuera de nuestras fronteras lo encontramos en el fútbol portugués que en el año 2012 consiguió meter varios equipos de su liga en el top 10 mundial por número de abonados llegando a liderar este ranking el Benfica. Las claves del éxito son, gestión impecable en lo administrativo, paciencia y trabajo minucioso sin pausa pero con ambición en lo deportivo y una afición comprometida por amor a la camiseta por encima de resultados y de la categoría en que se milite. Muchos de los héroes anónimos del Real Jaén, abonados incondicionales que año tras año siguen al equipo, coinciden en que es ahora cuando hay que estar ahí, que está en nuestras manos volver a sonreír, ser una afición de primera y por qué no, un club de primera. Soñar.