El muro no se cayó; lo tiraron
Hace veinte años, por mi edad, poco sabía yo de lo que significaba la caída del muro de Berlín. Recuerdo ver a través de la televisión a cientos de personas armadas con picos y martillos y repletas de euforia que hacían añicos la mole de cemento, monumento al dolor y a la sinrazón humana, algo que entendí unos años más tarde.

Ahora, se celebra el aniversario de una fecha que supuso un punto de inflexión en la historia. Dos décadas después, sigue habiendo otros muros aún firmes, que no han caído y ni pinta tienen de hacerlo en breve. Muros levantados por el hombre para separar, para dividir, para aislar. Son barreras que forman parte de nuestro día a día y que están al doblar la esquina. Se integran en nuestra vida como elementos del paisaje. Ante eso, sería bueno recordar que el Muro de Berlín cayó, sí… Pero porque cientos de manos lo tiraron abajo.