El mundo real

Jorge Real Sierra desde JAÉN. Recuerdo que cuando mi padre se enfrascaba en alguna trivial discusión matutina con mi madre a la hora del desayuno, él, sabiendo de antemano que al final ella siempre tendría la última palabra, generalmente huía elegantemente la polémica con la sabia excusa: 'Voy a buscar el periódico'.

    29 nov 2012 / 19:18 H.

    Ese corto intervalo de tiempo le servía a mi padre para ejercitar sus piernas caminando hasta el quiosco, y a mi madre para serenarse. Al regresar, mi padre entraba con el periódico abierto comentando con sorpresa algún suceso acaecido o algún evento importante por acontecer, con lo que la discusión quedaba relegada a un segundo plano. Comprar el periódico, disfrutar su lectura y comentar sus noticias formaba parte de una interesada costumbre de la que yo, contento era partícipe. Sabiamente mi padre me animaba: “Lee el periódico, hijo, pues ese es el mundo real, en el que tendrás que vivir”. Lo reconozco, se podría decir que aprendí a leer devorando con mis miradas las noticias e imágenes de los periódicos. Puede que no haya sido un aprendizaje muy académico, pero ciertamente sí muy educativo, pues mis maestros fueron periodistas, redactores, reporteros, fotógrafos, escritores y colaboradores. Gracias a ellos desde temprana edad tuve una visión clara de lo que acontecía en el mundo, y nunca tuve problemas para relacionar en mi mente a personas, países y sucesos. Nunca confundí la “Perestroika” con un grupo de rap alemán, ni a Honduras con El Salvador. Todo estaba en los periódicos. Ya mi padre no está. Me encuentro en el Centro Penitenciario de Jaén, pero cada mañana cuando entro a la biblioteca y veo a compañeros leyendo ávidamente Diario JAEN lo recuerdo y mentalmente agradezco a esos periodistas que trabajan para contarnos la letra pequeña de lo que acontece en el mundo. Igualmente doy gracias a las autoridades del centro por dotarnos de esa ventana al exterior, pues más tarde o temprano abandonaremos este lugar, y ese es el mundo real en el que tendremos que vivir. Gracias.