El mundo nos mira

Que el ser humano ha vivido siempre de ideales es evidente, pero que hoy día son más necesarios que nunca es obvio también. Los patrones culturales modernos donde todo tiene un precio. Unos mercados desbocados, sin límites y sin controles, que se imponen como expresión de un estilo de vida voraz.

    16 mar 2012 / 12:08 H.

    Instituciones, pensamiento, ideologías, todo se rinde al poder del dinero. La falta de solidaridad, de cooperación, la sobreexplotación de los recursos naturales sin ningún respeto ha hipotecado el bienestar de generaciones futuras para satisfacer el bienestar inmediato apartándonos de un progreso sostenible. Esta última crisis nos está enseñando, entre otras cosas, que el bienestar y la calidad de vida no dependen siempre de la abundancia y que lo principal con respecto a la economía no es crecer ilimitadamente sino el cómo distribuir los bienes y los recursos. Algo de lo que la socialdemocracia quizás se había olvidado en los últimos tiempos de bonanza. Puede que la época de supuestas vacas gordas nos cegara y el crecimiento de la economía llegó a ser un fin en sí mismo, olvidando que no debe ser más que un medio para satisfacer las necesidades de las personas, esa debe ser la condición a la que no podemos renunciar. Andalucía y Asturias se han convertido, sin darse cuenta, en un símbolo. Un símbolo frente a la oleada conservadora que ha avanzado por toda Europa. El mundo está pendiente de si ocho millones de andaluces decidirán no apostar por las soluciones neoconservadoras de intervención mínima de lo público en lo social, lo económico, lo cultural o lo educativo entre otras cosas. El mundo se pregunta si apostarán por el rechazo a la sociedad del bienestar que representa la política neoconservadora de Madrid o Europa. Deciden en marzo si suprimir las políticas sociales y distributivas de tendencia igualitaria por políticas que consideran privilegios una serie de derechos sociales, políticos y culturales propios de sociedades democráticas y que se consiguieron con el modelo de sociedad del bienestar. Los andaluces deciden, y el mundo observa, si aceptarán una política neoconservadora que traerá las viejas formas de mercado, que quizás reactive la economía, pero que será a costa de aumentar las diferencias sociales y la disminución de la protección social por parte de lo público. La sociedad del bienestar, que ha sido un ejemplo envidiado a nivel mundial, ha promovido y se ha basado en valores como la igualdad o la solidaridad que chocan con esa nueva estructura social que nos quieren imponer basada en la competitividad y la rivalidad que traerá como primera consecuencia la fragmentación social, una fragmentación que solo traerá conflictos.
    Miguel Ángel Olivares es escritor