El movimiento vecinal cambia una de sus caras más visibles

El movimiento vecinal acaba de cambiar una de sus caras más visibles, la de la presidencia de la federación de asociaciones Objetivos Comunes, con la llegada de Miguel Castro, que sustituye en el cargo a Ángeles Estepa, que no se ha presentado a la reelección después de sus cuatro años de mandato. Ahora ya ha comentado que volverá a trabajar desde su barrio, La Magdalena. El flamante representante vecinal llega curtido con algunas batallas a sus espaldas, como el impulso al proceso de urbanización de Valdeastillas, desde donde ha desarrollado su actividad en alrededor de una decena de años. En su candidatura lleva el respaldo del que fuera líder de esta federación durante catorce años, José Bautista, todo un histórico en todo lo que representa el movimiento vecinal. El otro candidato que aspiraba al cargo, Antonio Pegalajar, obtuvo un 42 por ciento de los votos (frente al 51 por ciento del elegido finalmente), lo que demuestra que fueron unos comicios más que reñidos, aunque se desarrollaron sin aparentes sobresaltos. Pero, si algo hay que destacar del proceso, es la elevada participación, prácticamente el cien por cien de los delegados de los veinticincos colectivos con derecho a voto. Ahora queda mucho trabajo por delante, pero todo, ha de primar un objetivo prioritario: Superar el cisma de un movimiento dividido en dos federaciones, una situación que no beneficia en modo alguno a los ciudadanos a los que ambas entidades representan. Castro ya ha tendido la mano de forma explícita, en un gesto que deja de manifiesto su afán por sumar y resolver conflictos que no tiene sentido que se perpetúen en el tiempo. La unidad es, hoy por hoy, un premisa clave para tener fuerza a la hora de ejercer el sano ejercicio reivindicativo que debe liderar las asociaciones vecinales. Los intereses de los vecinos están por encima de inclinaciones políticas o estériles guerras intestinas.  

    27 feb 2010 / 09:57 H.