El momento de los catalanes
Frente a la deriva de ilegalidad en la que pretende navegar el todavía presidente de la Generalitat, Artur Mas, es el momento de que esa mitad porcentual más uno de no independentistas, que cifraba el Centro de Investigaciones Sociológicas Catalán, visualice su posición de forma nítida y presione a los actuales dirigentes para que cesen este atajo ilegal que sonroja, incluso, a algunos independentistas. Que sin contar con la mayoría suficiente se opte por romper los lazos con España es ya de por sí aberrante, pero lo es más aun cuando se opta por la ilegalidad para llevar a cabo esa independencia. De espaldas a la mitad de la ciudadanía, lo que queda del Ejecutivo de Mas se entrega a un grupo minoritario como la CUP que pretende romper con la UE, la OTAN y establecer una república aldeana y lo hacen dividiendo el poder en tres supuestas vicepresidencias entre unos partidos con fundamentos ideológicos que están en las antípodas. Sin duda, todo vale para que el delfín del pujolismo se mantenga en el poder.
En un alarde inédito incluso se ofrece una moción de censura para evaluar el estado de la coalición. Quizás en estos días la evidente fractura dentro de Convergencia lleve hacia otras vías, pero sería confiar demasiado en una cordura que se perdió hace tiempo y que carcome al propio partido. En este contexto, y criticados ya los planteamientos erróneos en su día del PP, solo cabe ahora, ante la ilegalidad manifiesta, apoyar al Ejecutivo en mantener una posición clara de defensa de la Ley que preserve los derechos de esa mitad más uno de los catalanes que no están a favor de la independencia. Y, sin duda, con la vuelta a la cordura establecer una base de negociación sobre bases reales.