La pestilencia de las cifras

El modo en que fluyen las cifras por las alcantarillas del mundo financiero han distorsionado los principios básicos de la era industrial sobre los que el propio Adam Smith interpretó su ciencia económica, hoy día obsoleta ante este manierismo desquiciado,

    02 nov 2011 / 09:41 H.

    que parece presagiar el derrumbe de un imperio donde la deuda —ficticia— de un pequeño país como Grecia, 340.00 euros, arrastra a países que no tienen contraída deuda con él y obliga a todo un continente a recapitalizar sus bancos con más de un billón del ala. Una farsa absolutista. Siniestras instituciones, capitales reales e intangibles, obligaciones convertibles a capital de máxima calidad, reducción de activos, adelantamiento de los vencimientos, otra forma de calcular los riesgos, apalancamiento, fondo de rescate… El laberinto de términos y cifras se levanta ante los ojos de una ciudadanía que los entiende como garabatos en un muro que les impide ver lo que lo guarda, quiénes hacen las cuentas, sobre qué base de cálculo, cuántas contabilidades existen para ocultar lo que está sucediendo en las sumideros de la realidad, porque en el mundo financiero global, la realidad está donde peor huele y el FMI es el intermediario que convierte el negocio privado en deuda pública, entregando el patrimonio nacional a los especuladores transnacionales gracias a la mamporrería política. Con su intervención, en la eurocámara, en mayo de 2010, Daniel Cohn-Bendit colocó un espejo ante los eurodiputados, que no sabían dónde dirigir la mirada para no ver su espectro ante la pestilencia de las tuberías que pasan bajo sus respetables escaños. Nadie ha sido capaz de desmentir estas cifras: Francia y Alemania obtienen dinero del BCE al 3% de interés y lo prestan a Grecia al 6% para que este país –obligadamente- les compre armas y así pueda mantenerse indefinidamente el conflicto griego-turco en el norte de Chipre. ¿Es lógico que Grecia, un país con 11 millones de habitantes, mantenga un ejército de 100.000 soldados, cuando Alemania, con casi 83 millones de habitantes, posee 200.000? En la lógica de mercado, sí: el año pasado, Francia vendió a Grecia seis fragatas por 2.500 millones de euros, helicópteros por 400 millones. Entre 20 y 30 cazas de combate Rafale por 100 millones cada uno. Y Alemania le vendió 6 submarinos por 1.000 millones. ¿No sería más justo acabar con el conflicto? Ingenua pregunta. La rentabilidad real la dan, no los billetes que huelen a tinta, sino las cifras que huelen a mierda. Cuando a Grecia no le quede ni un solo pelo del bigote sin privatizar, más de uno deberá ir poniendo las barbas a remojar. Perdón por el pareado.
    Guillermo Fernández Rojano es escritor