El misterio que dio nombre a Bélmez cumple 43 años
Cuarenta y tres años se cumplen ya de aquel, seguro, caluroso día de verano. Mientras María Gómez Cámara guisaba entre sus humildes fogones descubrió un misterioso rostro filtrado por el cemento del suelo de su cocina. Así lo relatan las crónicas. No se imaginaba en ese momento la belmoralense que esa cara —y las que surgieron más tarde, hasta después de su fallecimiento en 2004— llegarían a dar nombre a su pueblo desde aquel día, el 23 de agosto de 1971. Más de cuatro décadas han pasado y ríos de tinta corren todavía sobre el controvertido fenómeno “paranormal” o lo que es para muchos una estafa desde el primer momento. Pero lo que sí es cierto es que la historia no deja de interesar a curiosos y aficionados que, llamados por el misterio de Las Caras de Bélmez, se aventuran a viajar hasta allí.

Hoy, este rincón de Sierra Mágina, donde hace año y medio se abrió un Centro de Interpretación sobre el fenómeno y su repercusión social, recibe cada fin de semana, una media de unas cincuenta personas. “Desde que se inauguró las visitas se mantienen más o menos estables en esta media, salvo raras excepciones”, destaca el alcalde de Bélmez, Pedro Justicia. Abre los fines de semana y festivos y es el atractivo que acerca a este municipio, fuera de los circuitos turísticos habituales, a los visitantes. Y, tras conocer la casa de María y este particular museo, tras pagar su entrada, no evitan dejarse unos euros en algunos de los establecimientos o comercios. “Muchos también se pasan por el mercado de abastos para comprar productos de la zona”, afirma Justicia. Guste o no, las caras hicieron resonar internacionalmente el nombre de Bélmez de la Moraleda.
El lugar donde todo surgió, la casa de la Calle Real número 5, que amenazaba ruina hace unos años, sigue en pie gracias a un programa de rehabilitación de viviendas de la Junta, tal y como si fuera cualquier otro domicilio particular. De hecho, según el alcalde, aún hoy vive allí uno de los hijos de María, quien, cuando sus obligaciones cotidianas no se lo impiden, abre las puertas de la famosa cocina de la casa donde surgieron las caras a los visitantes.
Desde que María Gómez Cámara contará allá por los setenta el extraño suceso, la polémica forma parte inherente de él. Ya no solo por si es verdad o fraude, si no, también, después, cuando aparecieron “las nuevas caras de Bélmez” en la casa en la que había nacido esta misteriosa anciana los nuevos cuestionamientos se sucedieron. Y no acabó ahí. Cuando se dio a conocer el proyecto para construir el Centro de Interpretación de las Caras de Bélmez con fondos europeos como grueso de la inversión, no pocos fueron los que pusieron el grito en el cielo por gastar, en tiempos de crisis, dinero en alimentar supercherías. Más concretamente, 858.000 euros. La respuesta de los promotores es clara: Este centro no solo alberga el centro de interpretación, si no también un aparcamiento subterráneo utilizado por vecinos y visitantes, un auditorio y un espacio para actividades culturales. Un edificio de usos múltiples, como los que pueblan la mayoría de pequeños municipios. Solo que, en este caso, una zona sirve para mostrar fotografías, paneles y audiovisuales que explican este fenómeno que cumple ya 43 años.