07 may 2014 / 22:00 H.
El ritmo de vida de la sociedad actual es fuertemente ajetreado. Hay familias que en el mejor de los casos, los dos progenitores trabajan, cada uno con sus horarios. Y al llegar a casa, aun faltan segundas obligaciones como ayudar con los deberes, limpiar, recoger y hacer la compra. Y a veces vemos la compra como un gran problema, como un sacrificio o cita mensual imprescindible y meramente necesaria. Estamos acostumbrados a ir a comprar por obligación, esto es, cuando no nos queda otra que ir al “supermerca-do” y hacer un macro-pedido familiar y que te lo lleven a casa. Pero qué es esto, ¿dónde queda el “mercado a secas o el pequeño comercio”? ¿Por qué perdemos las buenas costumbres? Usar la iniciativa de parking y carritos que coges con una moneda de un euro, es una opción rápida y te saca de un apuro, pero a mí nadie me quita mi buena costumbre matutina de subir al Mercado de Abastos y poder elegir los productos frescos y de calidad. Y esta reflexión la hago porque hace poco subí a comprar algunas cosas ya que llevaba tiempo sin ir, y terminé llevándome de todo. Desde pescado y fruta, hasta café y frutos secos. Como ciudadano de soy de Jaén, pienso que no hay que perder las buenas costumbres, sino que hay que remontarlas y darles una segunda oportunidad. Así que, paisano, te animo desde mi más sincero consejo, a que hagas un pequeño hueco en tu agenda y te pases por el mercado, que tanta vida tiene.