El Madrid desnuda al Barça (3-1)

El Real Madrid se llevó con justicia el clásico del fútbol español tras imponerse al FC Barcelona (3-1) en el Estadio Santiago Bernabéu, en un partido perteneciente a la novena jornada de la Liga BBVA, gracias a los goles de Cristiano Ronaldo, Pepe y Benzema, en lo que fue un ejercicio de superioridad merengue tras el tempranero gol del brasileño Neymar, que marcó a los tres minutos del choque.
Ya lo anunció hace unos días en Anfield, templo mítico del Liverpool, el conjunto blanco, cuyo argumentario pasó por repetir los mismos ingredientes del último mes. Solidez defensiva y “punch” en los últimos metros, donde el Real Madrid llegó a perdonar lo que hubiera sido una dolorosa derrota para el eterno rival.

26 oct 2014 / 09:56 H.


No hubo tiempo para asimilar la titularidad del delantero uruguayo Luis Suárez, la gran sorpresa de Luis Enrique, cuando Neymar marcó el primero con un disparo ajustado. No había mejor escenario para los blaugranas, cuya pausa de los primeros minutos contrastaba con el vigor de los merengues. Los jugadores de casa hacían de la línea recta el camino más corto para llegar a la meta contraria; el Barcelona, por su lado, apostó por la posesión para desesperar al Madrid.
El gol de Neymar avivó a los blancos, que cuajaron sus mejores minutos a consecuencia del croché recibido. Un doble larguero de Benzema a los diez minutos, y constantes subidas de los laterales terminaron por arrinconar al Barcelona, muy venido a menos si la pelota no estaba en su poder. Eran minutos de agobio para los culés, que sacudieron su mal rato con un disparo de Messi que detuvo Casillas. Pudo ser el cero a dos, pero el portero blanco desvió con la pierna. El capitán blanco, en una nueva reválida ante su público, fue clave para mantener a los suyos con vida, impedir que Messi alcanzase a Telmo Zarra, y para que el Real Madrid volviese a la carga para batir al intocable Claudio Bravo. Un total de 755 minutos pasaron, desde que comenzase la Liga, hasta que dejó una rendija en su fortaleza.
El gol fue de penalti, tras una jugada en el costado izquierdo que cortó Piqué con el brazo. No era la primera mano del defensa. Cristiano lo ejecutó a la perfección y extasió un Santiago Bernabéu que nunca dejó de estarlo. Bravo eligió el lado contrario y el Madrid enfiló el túnel de vestuarios con ganas de más, con la sensación de que daría la vuelta al encuentro tras el descanso. La primera parte regaló un espectáculo.
La fórmula pasó por el malagueño Isco, bestial en la construcción y sacrificado en la recuperación, además de la presencia del dúo Modric-Kroos, el que da el equilibrio que tanto ha buscado Carlo Ancelotti en este año y medio. Las coordenadas estaban claras, y el as bajo la manga —de su rival— ya estaba en el campo. La titularidad de Luis Suárez, sustituido a la hora de partido, acabó jugando en contra de lo que había ideado Luis Enrique. Xavi no tuvo la presencia de antaño y los tres de arriba suspiraban por encontrar el balón en posiciones ventajosas. Entre tanto, córner para el Madrid y cabezazo de Pepe al fondo de la red. No había más que añadir al ideario blanco. Por mar, tierra o aire, lo que hiciese falta para terminar de anestesiar a un Barça que ya solo se había quedado en Rakitic tras la sustitución de un mermado Iniesta.
La consistencia del líder se derrumbó con el tercer gol, una obra maestra del Real Madrid, que comenzó con robo de Isco, y pasó por los pies de Cristiano Ronaldo antes de aterrizar en Benzema. El francés, uno de los mejores, definió al palo y “mató” al eterno rival, el mismo que llevaba una sola derrota en sus seis últimas visitas ligueras al Bernabéu. Quedaban 20 minutos para el final, pero todo el mundo sabía quién era el protagonista de la película. Cristiano, James y compañía se hartaron de errar en el último pase en lo que era una fiesta para el estadio merengue. Hubo tiempo para la ovación a Isco, los aplausos a Carvajal e incluso para dedicar con sorna un “Viva España” a los valientes aficionados culés que habían viajado a Madrid. No hubo más. Esta Liga está muy viva.