El Lopera, otro triunfo de la sencillez
La Asociación Deportiva Lopera es un club bastante modesto. Sus futbolistas son todos aficionados, es decir, ninguno cobra por jugar en el equipo, pero las ganas, la ilusión y el amor por la entidad suplen esa falta de dinero con creces. De hecho, esa motivación ha llevado al conjunto loperano a lograr el mayor éxito deportivo de las últimas tres décadas, el ascenso a la Segunda Andaluza. El Lopera volverá a oponer sobre el césped de los principales campos de la provincia el mismo espíritu de sacrificio que le ha distinguido durante toda su historia. Un equipo modesto, tanto como humilde y aguerrido, como coinciden en afirmar muchos técnicos y futbolistas que pasaron por el Municipal de Santo Cristo. El esfuerzo y el ahínco han estado siempre cosidos a los colores de su camisetas. De ello puede hablar su presidente, Agustín Gómez Alcaide, autor del gol del empate a uno en el campo del Jódar que significó hace 28 años el ascenso a Regional Preferente. “Esa es nuestra filosofía, la de la entrega y las ganas de disfrutar del fútbol más allá del aspecto económico. Precisamente, el gran error del Lopera de los 80 fue el de pagar a gente de fuera cantidades que no se podían asumir”, explica.

Agustín Gómez no cree en esas fórmulas milagro a base de talonario. Él apuesta más por la cantera y por jugadores del pueblo y de la comarca. Por ello, depositó su confianza en un entrenador que conoce muy bien la zona, José María López, “Pope”. Toda una leyenda del fútbol iliturgitano que, sin embargo, no ha tenido demasiada suerte en su ciudad natal, donde, pese a los buenos resultados, su trabajo no ha obtenido la recompensa deseada.
Tras dos años sin equipo, Pope recaló en el Lopera con una idea muy clara: disfrutar de nuevo de los banquillos en un “club formal”, recalca. La primera vuelta del Lopera fue discreta. En las ocho primeras jornadas, solo sumó once puntos, por lo que el ascenso no pasaba por la cabeza de nadie. Todo cambió tras el parón navideño. La plantilla regresó con fuerzas y los buenos resultados no tardaron en llegar hasta colocar al conjunto loperano en disposición de luchar por un sueño. A ello contribuyó la “seriedad y la honestidad” con la que ha trabajo el equipo, uno de los más jóvenes del grupo I de Tercera Andaluza, con una media de edad que no supera los 21 años. “Entrenábamos tres días a la semana y nadie faltaba. Ese compromiso me ayudó mucho a la hora planificar los partidos”, reconoce Pope.
El Lopera se rige por un espíritu democrático y un modo peculiar de convivir, caracterizado por la familiaridad. Así, los jugadores hablan, se mezclan y cantan, incluso, con sus aficionados. Son una hermandad. Para Pope, esa unión es la clave del éxito hasta tal punto de que se hacen llamar la “banda de Curro Jiménez”. “No en vano —explica el entrenador—, empezamos como una banda que quería cumplir un sueño”, asegura Pope, quien está “muy agradecido a la junta directiva y a los jugadores por la oportunidad de volver a entrenar”. El objetivo ahora es confeccionar una plantilla con gente de Lopera y competir dignamente para lograr la permanencia en la nueva categoría.