El Linares no remata al Melilla

El Linares dominó el juego, tuvo más tiempo el balón y remató más veces que el Melilla, pero, un domingo más, la falta de pegada condenó a los locales, que encadenan su tercer empate sin goles —cuarto de la temporada—. El orden táctico del Melilla fue suficiente para agudizar la depresión que sufre la grada de Linarejos. El equipo acumula cuatrocientos cincuenta minutos sin marcar un tanto. Demasiado tiempo sin celebrar una alegría en una categoría en la que el camino del gol es un laberinto indescifrable para los azulillos.

12 oct 2015 / 09:27 H.

Los de Torres, como en partidos anteriores, trataron de agobiar la salida de balón del Melilla con las líneas tensas y Francis Ferrón con el primero de los defensas, pero la presión inicial no alteró el guion de los visitantes. La presencia de David Gámiz más cerca del área melillense fue testimonial. El granadino no está. No desprende la magia de la temporada pasada. Físicamente se encuentra dos escalones por debajo de sus compañeros y sus piernas no responden a las órdenes que manda desde el cerébro. Esto se traduce en pérdidas de balones constantes, imprecisiones y una desorientación impropia de un futbolista del nivel que se le presume. Lo mismo se puede decir de otros jugadores que deambulaban por el céspes sin saber muy bien cuál es su rol en el colectivo.
No es el caso de Rodri. Incomensurable, omnipresente y balón de oxígeno de un Linares que llega a la recta final de los encuentros en reserva. Por eso, la afición no entendió su cambio y mostró su disconformidad con una sonora pitada. Torres alegó motivos físicos para justificar la sustitución. A todo esto, el conjunto azulillo igualó con un conservador Melilla que hizo bien poco por llevarse el punto pero lo suficiente para desactivar a un Linares sin pegada ni puntería, por descontado con gol, al menos en la primera parte, soporífera y gris como la mañana.
Tras el descanso, el conjunto de Torres, con Payán ya en el campo, recordó a aquel equipo intenso, ágil y atrevido de las primeras jornadas, aunque solo por momentos. El Melilla, por su parte, tiró de la experiencia de su defensa y de la clase de David Sánchez en el centro del campo para guardar el cero en su portería, donde Dani Barrio con tres paradas de mucho mérito evitó que los linarenses se quedaran con los tres puntos. Los minutos pasaban y la insistencia dejó paso a la inoperancia. El miedo se impuso a la puntería. El equipo de Currás se acurrucó en torno a sus portería y dejó pasar el tiempo.