El libro de Iznaola
Hay libros que son padres porque de ellos pueden escribirse uno o varios libros; incluso, en algunos, basta solo una página para completar una o varias obras. La evidencia la aportan las maestras y los clásicos, que son las que no pierden vigencia con el paso del tiempo.
En España, el padre mayor es El Quijote, pero también cuentan obras más o menos contemporáneas. Ortega y Gasset se había comprometido a epilogar la Historia de la Filosofía de Julián Marías y, sin embargo, la primera edición, publicada en 1941, tuvo que aparecer sin el remate del filósofo madrileño y, para la siguiente, en 1944, escribió al discípulo una carta desde Lisboa en la que volvía a comprometerse: “Es hoy todo tan problemático, hay tantas interferencias que interrumpen la labor, que no me atrevo a ahuecar la voz con grandes promesas. Pero sepa usted que sigo hasta el colodrillo metido en su epílogo”. El demorado epílogo se convirtió en las 700 páginas sugeridas por la obra de Marías que Ortega publicó en libro aparte. La reflexión es un regalo que llega al observar una fotografía de las que completan un libro notable para el cine europeo. En la página 47 de Los hijos de Alvargonzález, obra coordinada por Enrique Iznaola y editada por la Diputación de Jaén, la fotografía que aparece contiene tantos libros como pueden multiplicar los personajes que figuran en ella: Carlos Saura, Luis Buñuel, Juan Antonio Bardem, Marco Ferreri y Miguel Picazo, el cazorleño que motiva la edición coincidiendo con el centenario de la llegada de Antonio Machado a Baeza. Es una de las posibilidades literarias de un libro que será de culto por la participación de una veintena de críticos y especialistas cinematográficos de conocido relieve y, sobre todo, porque con la integración del guion de Los hijos de Alvargonzález de Picazo y López Yubero reivindica su justa y conveniente realización en cine. La Diputación de Jaén y Enrique Iznaola pueden y deben sentir la mirada que transmite la gente del cine que admira al maestro Picazo y conoce esta magnífica obra, que será aún más evidente cuando Jaén reconozca los valores culturales tan aplaudidos fuera como verdaderos autores de su mejor historia.
J. J. Fernández Trevijano es periodista