El legionario Iván Castro ya posee la Encomienda

Un sueño cumplido. El soldado de Mures Iván Castro, tiroteado en Afganistán el 7 de marzo de 2012, ya tiene en poder la Encomienda de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, una condecoración concedida, el pasado verano, por el monarca Felipe VI. La ceremonia de entrega se celebró en la Subdelegación del Gobierno en Almería, con la presencia de numerosas autoridades civiles y castrenses, entre ellos el coronel Antonio Esteban, además de familiares del militar distinguido. El acto se enmarcó dentro de la conmemoración de la Constitución en la capital costera. Recibió la medalla de manos del alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco. Iván Castro recibió elogios por su valor y su actitud cuando fue alcanzado por las fuerzas insurgentes afganas. No faltó el capitán de la compañía, Daniel Rodríguez.

06 dic 2015 / 09:26 H.


Iván Castro se muestra muy satisfecho con haber recibido la Encomienda, que supone el otorgamiento de honores, distinciones y el uso de las insignias que le corresponden, con el tratamiento de ilustrísimo señor. El caballero legionario se muestra dispuesto a perseverar en su trabajo con humildad. Pertenece a la sexta compañía de la octava bandera y está destinado en Viator (Almería). A pesar de las graves heridas causadas por la bala, el profesional no sufre secuelas actualmente.
Como gesto que reconoce su comportamiento, la ropa que llevaba el día del ataque, incluida la camisa ensangrentada, ha quedado expuesta, dentro de un marco, a la entrada de la compañía, junto con la orden dictada por el coronel Demetrio Muñoz.
El legionario fue herido cuando formaba parte del contingente español destacado en una zona asolada por los talibanes. El proyectil le causó lesiones de extrema gravedad, pues le atravesó los dos pulmones y le pasó muy cerca del corazón, la aorta, la tráquea y el esófago. El hecho de que llevara un “detente bala” del Corazón de Jesús —obsequio de la Hermandad del Cristo del Perdón de Elche (Alicante) y del Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas de Jaén— es considerado por el propio soldado una protección que, junto con su fe al Cristo de Mena, le salvó la vida. Después de permanecer hospitalizado, el legionario se recuperó. Posteriormente recibió un homenaje en la aldea de Mures. Por su comportamiento fue condecorado con la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo.