El legado de Nino Bravo, en un montaje que recorre su carrera
Cuatro cantantes dieron lo mejor de sí mismos en un espectacular musical que sirvió para rendir homenaje a Nino Bravo, al mismo tiempo que repasó su biografía. Entre ellos se encontró la linarense María Marín, que fue aplaudida por su público paisano, que le mostró su calor con sonoras ovaciones.

Una de las grandes figuras de la canción ligera casi “volvió a la vida” gracias a un montaje que sirvió para rendirle un merecido homenaje. Nino Bravo, el musical, ofreció en sus dos funciones en el Nuevo Teatro Infanta Leonor un extenso recorrido por su legado profesional con interpretaciones en directo que emocionaron a sus seguidores con una iniciativa multidisciplinar en la que el documental y el espectáculo se dieron la mano. Cuando la oscuridad se hizo en el patio de butacas, una estrella fugaz iluminó el firmamento en el que se convirtió la gran pantalla situada al final del escenario y anunció el comienzo del montaje.
Todo empezó con imágenes de los municipios valencianos de Alelo de Malferit y Carcagente, donde el artista nació y creció, respectivamente. En el vídeo se explicaron los comienzos de Nino Bravo cuando simplemente era Luis Manuel Ferri Llopis, un joven que dejó sus estudios para ayudar a sus padres en el negocio familiar de comestibles y empezó su carrera como aprendiz de joyero, que hizo sus primeros pinitos en el mundo de la música con grupos como Los Hispánicos y Los Supersons. Después, la linarense María Marín apareció en escena para interpretar Como todos, una de las primeras canciones de Bravo. “Soy de esta tierra”, dijo a modo de saludo y despertó los primeros aplausos del respetable. A continuación, José Valhondo ofreció Tú cambiarás y le dio el testigo a David Castedo, que se lució con Voy buscando. Marín volvió a encontrarse con el público para cantar Mi querida mamá, a dúo con una grabación de Bravo, que dio pie a la entrada de Carmen María Rodríguez, quien mostró su buen hacer con Esta será mi casa. Los cuatro artistas se turnaron durante las representaciones, hasta que se unieron en su punto álgido, Dicen y Un beso y una flor. Esta última sonó dos veces, ya que sirvió de propina para un público emocionado que recordó el trabajo de un gran cantante. M. J. Velasco / Jaén