El lado más humano
Juande Marín desde JAÉN. Hay acontecimientos en la vida que te despiertan del letargo, como el de ayer en el Materno-Infantil de Jaén donde vio la luz por primera vez mi sobrina, y aunque el nacimiento de una nueva vida siempre es un acontecimiento y una alegría inmensa, el de ayer fue algo excepcional porque la niña tiene síndrome de Down.
Y digo que es excepcional porque en un solo día de vida ya ha cambiado mi forma de pensar y de percibir lo que acontece en mi entorno. En una sociedad cada día más alejada de lo que nos acerca a lo humano, donde el prestigio, el poder, la posición o el dinero son las metas que todos queremos alcanzar y que deseamos para los nuestros, no nos damos cuenta de lo que realmente es importante. No nos damos cuenta de que el ser humano necesita de personas como mi sobrina que nos acerquen a lo más valioso, lo que nos proporciona mayor satisfacción y nos realiza como personas. Sin duda necesitamos a estas personas que nos recuerdan que no estamos en esta vida para conducir buenos coches, lucir buena ropa o tener un piso en el centro. Desde que nacemos nos metemos en una rueda y como los ratones corremos y corremos con el único propósito de conseguir más. Y no nos paramos a pensar hasta que esta rueda la detiene una persona que no quiere, ni va a querer lo mismo que nosotros.