'El kaos'
Vaya por delante la dificultad que tengo para sumar con decimales, quizá porque mis dedos no tienen comas. Así que ya pueden imaginar el esfuerzo que supone para mí llegar a comprender medianamente conceptos macroeconómicos. Dicho esto, no puedo evitar sublevarme ante ciertas evidencias numéricas, como que el dinero generado por los mercados financieros, incluidos los intereses de los préstamos hipotecarios junto a lo especulado en bolsa, es 80 veces la suma del Producto Interior Bruto de todos los países del planeta.
Y qué quieren que les diga, eso no sólo es obsceno sino que representa la imagen maligna del caos. Porque tenemos ese “kaos” afirmación de libertad, que aunque nos vacía las tripas y nos desmonta cualquier programación absorbiéndonos por el sumidero de lo ignoto, también nos conquista. Hablo de los escraches que la vida nos pone por delante, para sacudir nuestras adormideras porque sí; porque “nada existe sino que todo deviene”, como decía Platón en el Teetetes. Al fin y al cabo, es una anarquía provocadora, formativa, productiva. Pero el otro caos, el que ha generado este “sindiós” planetario, es diferente. Nos presenta unos escenarios feroces que enriquecen a unos pocos y condenan a la mayoría a situaciones financieras críticas de por vida. Además, permite a los bancos (rescatados con dinero público) dejar de crear crédito a las economías familiares, empresariales y administrativas, lo que es como un cuerpo al que no le llega la sangre. Pero lo peor no es siquiera, la brutalidad de este salvaje sistema de libre mercado, lo peor es pretender aprovecharlo para recortar, truncar y cercenar a quienes no tienen. Sueldos recortados, pensiones recortadas, medicinas recortadas, educación recortada, hasta oxígeno recortado y aquí en Jaén, además, subsidio agrario recortado. Bien sabemos que ya están empezando a notificar las primeras resoluciones en las que se deniega a trabajadores la prestación del antiguo PER. También, que por segundo año consecutivo se están perdiendo miles de jornales; un lastre más que sumar a la mayor cifra de paro de la historia ¿De verdad es necesaria esta sangría constante? A los andaluces, y más a los jaeneros, nos ha costado mucho levantar la cara de los terrones para captar la belleza que nos inunda. Hemos podido hacerlo porque nos sabíamos dotados de ciertos pilares de protección frente a la tragedia, a las inequidades, contra el desempleo o simplemente como bastón de algo tan digno como envejecer. Siempre hemos conocido nuestros valores y fortalezas, pero mal que nos pese, no nos sabemos vender, quizá por ese orgullo interior que nos obliga a guardar y prevenir. Pero es el momento de airearnos. Es hora de salir al kaos.
Sofía Casado es licenciada en Derecho