El jiennense Ángel Molina es el artista gráfico de Pocoyo
Diana Sánchez /Jaén
El simpático muñequito Pocoyó no sólo engatusa a niños, ya que más de un adulto está “enganchado” a esta serie creada en los estudios Zinkia Entertainment, ubicados en Madrid. Allí se encuentra el jiennense Ángel Molina, uno de los artífices que crea los gráficos de los videojuegos de la empresa.

El simpático muñequito Pocoyó no sólo engatusa a niños, ya que más de un adulto está “enganchado” a esta serie creada en los estudios Zinkia Entertainment, ubicados en Madrid. Allí se encuentra el jiennense Ángel Molina, uno de los artífices que crea los gráficos de los videojuegos de la empresa.
Por medio de colores primarios y llamativos y un sencillo escenario, la serie de Pocoyó se ha introducido en los hogares españoles y en el extranjero para acercar las aventuras de un pequeño personaje y sus amigos. Un mundo inventado en los estudios de la productora Zinkia, que destaca internacionalmente hasta el punto de cotizar en bolsa. Pero más allá de la repercusión que tiene en el exterior, el corazón de este gran taller donde conviven los padres de Pocoyó y sus amigos en todos los formatos —dibujos, juegos y videojuegos— es hervidero de creatividad e ilusión.
En este mundo animado se encuentra el jiennense Ángel Molina. Un artista gráfico que se encarga de dibujar a los personajes y fondos de los videojuegos que ofrece la marca de Pocoyó. A sus 29 años, es uno de los más jóvenes de la plantilla de la empresa, sin embargo, viene de recorrer una larga trayectoria en el mundo del diseño artístico digital, ya que desde que finalizó la carrera de Bellas Artes en Granada, se asentó en Madrid donde realizó un máster y se introdujo en el sistema de trabajo de la empresa de telecomunicaciones Imbra. De allí, el destino quiso que tomara, aun desde la distancia, contacto con su tierra ya que fue empleado de la productora de videojuegos Piro —creadora de la saga Commandos— dirigida por los hermanos Pérez Dolset, también de raíces jinenenenses.
Amante desde muy pequeño de la pintura, Molina recuerda que siempre fue un niño muy creativo. “Mientras estudiaba la carrera, la asignatura Modelado y animación me despertó especial curiosidad. Además, centré mi proyecto en hacer un corto con animaciones como las de la cinta Toy Story”, explica el jiennense, quien asegura que comenzó a estudiar Bellas Artes porque quería ser profesor. Un deseo que se esfumó como en uno de sus dibujos y que le condujo al mundo Pocoyó, en el que lleva dos años. Aunque la tecnología es una herramienta básica, su arte creativo es la materia prima. “El ordenador no deja de ser un instrumento más. De hecho, utilizamos lápices ópticos, que son como nuestros pinceles”, dice. Y es que, a pesar de que la empresa tiene muy bien definida la línea de las animaciones, en nuevos videojuegos como el Play chapas, los artistas se encontraron con más libertad para crear.
Residente en la capital, Ángel Molina mantiene el contacto con Jaén, donde está su familia. Mientras, su vida gira en torno a Pocoyó y su animaciones. “Cuando lo vi al principio me pareció muy mono, luego acabas saturado, pero ver que hay niños que se cuelan en los estudios para buscar al muñeco o que menores enfermos son felices con los dibujos me anima a pensar que contribuyo a causas buenas”, explica Molina.