El inocente.-Todo es un déjà vu

Por Nuria López Priego 
Dicen que el paso del tiempo, además de blanquearnos el cabello y ajarnos la piel, también concede sabiduría. Pero, siendo de la cofradía de Santo Tomás y parafraseando a Pau Donés y, antes que a él, al reverenciado padre de la teoría de la relatividad, Albert Einstein, todo 'depende'.

    08 jun 2011 / 11:27 H.

     Y, como un vaso puede estar medio vacío o medio lleno, sucede que, a veces, esa presunta sapiencia solo es un concepto que se confunde con frases del tipo “ya estoy de vuelta de todo” y con comentarios agrios que solo denotan que los años acaban con la capacidad para sorprenderse que es, sin embargo, el gran baluarte de los niños y de aquellos a los que les cuesta dejar de creer en Peter Pan. A una determinada edad y con un cierto bagaje personal y cultural, parece que todo es un déjâ vu. Las rupturas sentimentales parecen prolongaciones unas de otras, el pop-rock actual tiene el sonido de los setenta y los argumentos de las películas que se estrenan son como revisiones de otras no demasiado antiguas. Es el caso de El inocente y de Sin identidad, dos cintas en cartel, que beben de las aguas dramáticas de Las dos caras de la verdad y El caso Bourne, respectivamente.
    Construida para que Matthew McConaughey luzca palmito y también una chulería que repele, la trama de El inocente gira alrededor de un abogado defensor interesado únicamente en el dinero que, de repente, se topa con un caso, aparentemente, sencillo y un cliente con cara de ángel que esconde a un Jack el Destripador dentro, con complejo de Edipo incluido. No obstante, pese a la previsibilidad del relato, destaca un montaje cuidado y una escena final que refleja la verdadera vocación de un abogado defensor. En cuanto a Sin identidad, es una película aséptica, como el hospital en el que se desarrolla parte de la trama, sobre un asesino a sueldo que pierde la memoria en un accidente de tráfico. Pero, precisamente, esa frialdad que vertebra toda la cinta es la que logra una atmósfera intrigante que explota cuando el protagonista, Liam Neeson, empieza a recordar. Entonces, se produce un giro que eleva la nota de Sin identidad, aunque no aplaca la sensación de insidia que produce hasta ese momento.  
    El inocente
    Director: Brad Furman
    Protagonistas: Matthew McConaughey, Ryan Phillippe