El incendio de Quesada crece ahora sin control por el viento

Los peores presagios se confirmaron y lejos de extinguirse, el fuego empeoró. El incendio de Quesada crecía, al cierre de esta edición, sin control, avivado por las malas condiciones meteorológicas.

08 jul 2015 / 11:10 H.

El viento y una tormenta que dejó más de veinte rayos en pocos minutos obligó a que, sobre las ocho de la tarde, los catorce medios aéreos que operaban sobre la zona tuvieran que retirarse. El centenar de agentes que trabajaban a pie de terreno hicieron lo que pudieron hasta que cayó la noche. La preocupación es máxima, no solo en Quesada, sino en municipios colindantes como Larva, Cabra de Santo Cristo o Huesa.

El día comenzó con buenas noticias. A las ocho menos cuarto de la mañana, el Infoca daba por controlado el incendio, que sacude la zona que está justo en medio de los parques naturales de Sierra Mágina y de Cazorla, Segura y Las Villas. La propia delegada del Gobierno, Purificación Gálvez, anunciaba que la situación estaba prácticamente controlada y que los medios que quedaban sobre el terreno solo eran los de refresco. Pero a las cuatro de la tarde, la situación cambió de forma radical. El Infoca anunció, a través de las redes sociales, que el fuego se había reactivado y de qué manera. Las llamas camparon durante toda la tarde casi sin control, avivadas por las difíciles condiciones meteorológicas, tal y como explicaron los alcaldes de Quesada y Huesa, Manuel Vallejo y Ángel Padilla, respectivamente. “Lo de anoche —por el lunes— fue una broma comparado con lo que estamos viviendo. El incendio corre el peligro de pasar a Cabra de Santo Cristo y a Larva, aunque el epicentro sigue en Quesada. Hay muchísima gente aquí, pero no hay manera. El diámetro afectado es incalculable y las llamas son de más de a cincuenta metros”, relató Vallejo, muy preocupado. De momento no ha afectado a ningún núcleo de población. “Solo a algunos cortijos de los que ya se había marchado la gente y a un pastor se le han quedado atrapadas cincuenta ovejas”.

Calor, viento y rayos

El principal problema fue el calor, que contribuyó a avivar las llamas, las turbulencias del viento y los rayos, que obligaron a los medios aéreos a retirarse, por seguridad de las más de cuarenta personas que trabajaban desde el aire. Los retenes literalmente no daban a basto. A la caída de la noche, vecinos de Huesa compartían fotos en las redes sociales en las que se veía el fuego, a lo lejos, desde sus balcones y los coches ya acumulaban ceniza procedente del humo. “La situación es alarmante y estamos en contacto todo los alcaldes de la zona”, relató el alcalde de Huesa, Ángel Padilla.

Sobre el terreno llegaron a trabajar catorce medios aéreos, cuatro autobombas, diez retenes, dos brigadas de refuerzo, un técnico de operaciones, agentes de Medio Ambiente, la Unidad Médica de Incendios Forestales, la Unidad de Análisis y Seguimiento de Incendios Forestales, y la Unidad Móvil de Meteorología y Transmisiones. El Gobierno envió dos aviones anfibios procedentes de la base de Málaga, dos helicópteros Kamov de las bases de Huelma y de Caravaca, en Murcia, un avión de carga en tierra de la base de Muchamiel. Por la noche, se quedaron trabajando trece retenes, seis autobombas, el director y subdirector del Centro Operativo Provincial, agentes de Medio Ambiente y técnicos de operaciones, entre otros, con el objetivo de intentar controlarlo.