El héroe de una historia con un dramático final
Jesús Fernández Jiménez es socorrista. Está vinculado a la Cruz Roja de Jaén. Cuando se le pregunta por su formación, enumera una larga lista de titulaciones en salvamento y primeros auxilios.

La noche del lunes, acudió a presenciar un partido de fútbol. “Estoy de baja y fui a ver a mis primos y a algunos amigos a La Salobreja para despejarme un rato. Cuando, de repente, un grupo de niños se agarraron a los barrotes de la valla y empezaron a pedir auxilio. Nos decían que uno se estaba ahogando. Que fuéramos pronto a la piscina que estaba en la zona más profunda”, cuenta Jesús Fernández Jiménez.
Asimismo, continúa: “Nos saltamos las dos vallas que hay desde la pista de fútbol sala hasta llegar a las piscinas. Una vez allí, todo estaba oscuro. Nos señalaban al fondo. Prácticamente, no se veía nada. Yo me tiré al agua. Iba vestido, con el teléfono móvil, con la cartera... Vamos, con todo. Cuando me sumergí lo vi, lo que pasa es que yo esperaba un niño como los que nos habían pedido ayuda, pero me di cuenta de que era más grande. Lo cogí y tiré de él hacia arriba, pero no podía subirlo. Fue cuestión de segundos. Tomé aire y me metí otra vez. Esta vez, sí que puede sacarlo a flote y me ayudaron a ponerle la cabeza y los brazos en el filo de la piscina. Una vez allí, ya tiraron de él”, explica.
Entonces, comenzaron las tareas para reanimarlo y sé que llamaron a los servicios de emergencia. Estaba el capataz de la piscina con el desfibrilador, trajeron una bombona de oxígeno y nos aseguramos de que no se tragara la lengua. Comencé a hacerle la reanimación y vi que respondía. Empezaba a echar agua. En ese momento, pensé que se iba a salvar. Creía que no moriría. Le tocaba la muñeca y notaba algo de pulso. Estaba convencido de que la cosa iría bien, aunque ahora te das cuenta de que no siempre salen las cosas como uno espera o desea”, recuerda Jesús Fernández Jiménez. Además, continúa: “Me han enseñado a salvar vidas. He trabajado en la Cruz Roja con Miguel Ángel Delgado, con María Eugenia Castro y con Dámaso Chicharro, que me han dado una gran formación. Por eso, me tiraría una y mil veces más cuando una persona lo necesite”, manifiesta.
Una mala noche
A Jesús Fernández Jimenez ayer se le notaba que había pasado una mala noche. Cuando recuerda lo que ocurrió el lunes en la piscina de La Salobreja, comienza a temblarse algo la voz. Sin duda, se enfrentó a una situación difícil que nunca olvidará. Recalca que tuvo el apoyo y ayuda de otros socorristas, que pelearon para salvar la vida de Issa pero, a la par, siente una tremenda frustración de no haber evitado su muerte. No se siente un héroe, ni cree que hiciera algo especial. Afirma que se ha formado para ayudar a las personas y que solo cumplió con su obligación. Hicieron todo lo que pudieron. Destaca que sacaron al menor muy rápido del fondo de la piscina porque sabe que, en estos casos, el tiempo resulta determinante. Sin duda, una lástima que tanto esfuerzo no tuviera una feliz recompensa.
La autopsia confirma que murió ahogado
El Instituto de Medicina Legal de Jaén practicó ayer la autopsia a Issa. Los facultativos confirmaron que el fallecimiento se produjo por ahogamiento después de permanecer sumergido en el agua, algo que, prácticamente, da “carpetazo” a la investigación. Era lo lógico, pero había que constatarlo. La Junta de Andalucía ha comenzado los trámites para la repatriación del cuerpo. La familia de Issa lo espera en Marruecos. Se desea que se resuelvan en unos días.
Por otro lado, la Comisaría de la Policía Nacional citó, durante la mañana de ayer, a buena parte de los testigos para corroborar lo que ocurrió y escuchar las versiones de los últimos minutos de Issa.