El Guadalbullón arrasa granjas e inunda unas 20 casas en Mengíbar
Nuria López Priego /Jaén
Animales muertos y más de una veintena de casas inundadas. La madrugada del lunes sorprendió a los vecinos de Mengíbar con una nueva crecida del río Guadalbullón, pero con connotaciones aún más graves. El agua alcanzó cotas de dos metros de altura y arrasó “con todo” lo que encontró a su paso. También cortó la carretera hacia Villargordo.

Animales muertos y más de una veintena de casas inundadas. La madrugada del lunes sorprendió a los vecinos de Mengíbar con una nueva crecida del río Guadalbullón, pero con connotaciones aún más graves. El agua alcanzó cotas de dos metros de altura y arrasó “con todo” lo que encontró a su paso. También cortó la carretera hacia Villargordo.
Cuando, el domingo por la tarde, Joaquina Galán dejó Villamosquito (Mengíbar) y regresó a la capital, el Guadalbullón discurría “alto, pero no para salirse”. La Agencia Estatal de Meteorología había anunciado nuevas lluvias, pero nada hacía pensar que, por cuarta vez, en los últimos tres meses, el caudal crecería hasta el desbordamiento y, mucho menos, que alcanzaría las dimensiones que adquirió la madrugada del lunes. Alrededor de la una de la noche —cuenta Joaquina, a partir del relato de su vecina— “se escuchó un fuerte ruido” y los vecinos se asomaron a ver qué pasaba. Era el Guadalbullón que, una vez más, avanzada desbordado devorando todo lo que encontraba a su paso. Y lo que encontró precisamente fueron “entre veinte y veinticinco” casas y los “pocos” animales que algunos vecinos, como el matrimonio García García, criaban en sus parcelas. El domingo por la tarde, José y Pilar tenían dos cerdos, cinco lechones que hacía pocos días que habían nacido; seis gallinas y alrededor de doce pollos. Ayer por la mañana, después de las inundaciones, sólo les quedaban los dos cerdos, dos gallinas y un pollo. El Guadalbullón también arrasó “una piscina de hormigón y hierro” que el matrimonio había construido en la parcela e hizo estragos en la nave de aperos.
El agua alcanzó cotas de unos dos metros de altura. “El problema es que han abierto las compuertas de la balsa del Guadalquivir sin avisar”, se quejaba Pilar García: “Ha habido días en los que no ha llovido y que debían de haberlas abierto, pero tienen que avisar antes. No hay derecho a algo así”. El desbordamiento también cortó la carretera A-6000 entre Mengíbar y Villargordo. Concretamente, en Villargordo, también registró daños una vivienda del barrio conocido como el Llano la Viña. “La tormenta sólo duró quince minutos”, indicaba Mari Carmen Moreno. Pero el nivel del agua en el sótano alcanzó 1,80 metros. “El Ayuntamiento está haciendo unas obras de urbanización y por aquí pasa una cañada natural en la que no ha pensado, así que, cada vez que llueve, miramos al cielo”. Conjeturas que, sin embargo, rechazó el alcalde. “Los imbornales tragaban, pero bajaba mucha agua, porque el campo ya no traga”. No obstante, sí indicó que la solución podría ser la construcción de una alcantarilla más grande en la entrada de la calle.