El Granada escribe su nombre en el palmarés del Olivo

El Granada CF ya tiene en sus vitrinas un trofeo que no había conquistado hasta el momento. Era uno de los pocos clubes importantes del fútbol andaluz que no había sembrado un olivo en su sala de trofeos. Desde anoche, el árbol más hermoso de todos luce en su palmarés. Y lo hace tras vencer al Real Jaén en la 34 edición. Fue un trofeo atractivo por la dimensión que le dieron los dos equipos, pero no dejó de ser un banco de pruebas para los dos técnicos. Caparrós desplazó un plantel de calidad, con futbolistas importantes. En el descanso alineó a todos los suplentes. Aybar siguió un camino parecido. Hizo cuatro cambios en el intermedio y luego siete en el minuto 65 y alguno más antes de concluir el partido. Es decir, fueron utilizados casi 40 jugadores. Como si fuera la pretemporada, seguramente la fase donde mejor cuadra este prestigioso torneo.

09 oct 2014 / 10:00 H.


Sobre el campo, el Granada tuvo la chispa y la calidad de un equipo de Primera División y el Real Jaén, el arrojo y la valentía de un Segunda B que quería plantarle cara a un rival superior. Lo consiguió a veces, pero no demasiadas, porque el conjunto de Caparrós fue el dominador del juego y de la pelota. Su arranque resultó espectacular. Con mucha velocidad en sus puntas (El Arabi y Ortuño en la primera parte), el Granada CF desbordó claramente a los centrales jiennenses y fabricó numerosas ocasiones de gol. En una de ellas llegó el tanto de Ortuño, el que luego terminó por ser decisivo para que el conjunto granadino consiguiera levantar el trofeo de campeón. Tras el gol, el Granada mantuvo un ritmo notable, pero no el mismo del principio. El Real Jaén empezó a reconstruirse y a sentirse más cómodo en el terreno de juego. Buscó su espacio en el campo y lo encontró. Llegó a equilibrar el partido y a dejarse ver en momentos importantes. Su mejor ocasión llegó en un lanzamiento lejano de Santi Villa que Oier rechazó. Fede, muy atento, recogió el balón y lo introdujo en la portería con un tiro cruzado. Sin embargo, fue invalidado por fuera de juego. La primera mitad expiraba y el Real Jaén se asentaba cada vez mejor en el césped. Apareció en el choque, que ya era un buen síntoma ante un oponente que comenzó como un ciclón.


No tuvo demasiado rigor táctico el primer periodo, pero el poco que tuvo se perdió en el segundo. Los cambios de los entrenadores condicionaron casi por completo el perfil del encuentro. Lógico por otra parte, porque tanto Caparrós como Aybar buscaron sus objetivos. El técnico granadino, dar minutos a jugadores menos habituales y el jiennense, compaginar bien el tiempo sin perder de vista el compromiso liguero del sábado en Murcia. Los dos cumplieron su propósito, pero el partido perdió ritmo e intensidad, aunque ganó en emoción porque los equipos encontraron la portería rival. El Granada deseó el segundo gol para cerrar el partido y su oponente miró con valentía la meta de Oier. Tuvo ocasiones más claras el conjunto nazarí que el jiennense, pero el choque se equilibró notablemente. Quiso tener presencia el Real Jaén y no escatimó esfuerzos para ganar protagonismo. No lo consiguió demasiadas veces, pero, cuando lo logró, puso a prueba al arquero granadino. En esa dinámica de partido abierto, de ataques en una y otra portería, se consumió el encuentro. El Granada consiguió su voluntad, como era estrenar su palmarés y llevarse un precioso galardón. También lo alcanzó el Real Jaén, que miró a la cara a un Primera División. Desde anoche, el Granada ya tiene un Olivo en sus vitrinas.