El Gobierno nos calla la boca
ALICIA DE MIGUEL desde JAÉN. Uno de los argumentos que escucho últimamente es que con la subida del 21 por ciento de IVA en la cultura, esta se convierte en un 'artículo' para ricos. Desafortunadas declaraciones de gente del gobierno español y el mazazo (que ni en Grecia) nos han asestado, han hecho de esta afirmación una triste realidad.
Aunque lo comparto plenamente, me parece que se centra en la perspectiva del público, cosa que está muy bien. Todos somos público y no hay pasta para pagar entradas. Ni discos, ni libros. Lo malo es que el alcance de esta medida (y de los recortes a todos los niveles) es mucho mayor, y lo que me gustaría destacar, es que esta subida afecta a todo el entorno cultural, entre otros, a los que trabajamos en él. Yo veo dos consecuencias primordiales: una dramática y la otra perversa. La dramática es ver cómo van cerrando talleres de construcción de decorados y talleres de sastrería. Es lo que más conozco desde mi trabajo aunque supongo que, en el mundo técnico, el desastre estará siendo mayúsculo en empresas de iluminación y sonido. Como compañía o productora, ya no sabes qué hacer y tienes que cerrar. No puedes crear un espectáculo (y un espectáculo son muchas cosas, no solo una “función teatral”) porque “no hay dinero”. No puedes ni plantearte dar calidad, creando cosas nuevas, porque no podemos seguir trabajando gratis o sin podernos dar de alta en la Seguridad Social con lo que nos pagan. Más familias y más personas con angustia. ¡Venga! La perversa y, la peor, es que ya ni te puedas plantear contar historias. Porque como vamos a tener que cerrar, a lo mejor nuestra única salida es ponernos el traje de Winnie the Pooh en la puerta del Eurovegas (si es que nos dejan los seguratas, claro). Y que yo sepa, esos “personajes” solo posan y tienen la boca cerrada. El Teatro se utiliza para muchísimas cosas. Fundamentalmente para divulgar. Se ha utilizado para transmitir nuestras historias, cultura, tradiciones, para dar doctrina, para entretener, para criticar, evadirse, hablar de lo innombrable, para ponernos frente a nuestros valores y nuestros horrores. Si seguimos así, el teatro, el espectáculo, acabará siendo plantarse el traje del disney-bicho de turno y supongo que así, estos genocidas que nos gobiernan, se quedarán con su único escenario para contar sus historias. Muchas gracias ¿eh? Gran favor nos hacéis a todos.