El Gobierno de Egipto dimite en bloque por la violencia
Después de una ola de violencia que se ha cobrado al menos 34 vidas desde el viernes, más de 50.000 personas mantienen tomada la plaza Tahrir de El Cairo en la que es ya la cuarta jornada consecutiva de manifestaciones masivas para exigir una rápida transición hacia un gobierno civil.
Además, el Gobierno en bloque ha presentado su dimmisión a la junta militar que, de facto, controla el país tras la destitución del autoritario Hosni Mubarak el 11 de febrero. Los militares sopesaban anoche aceptarla.
La mayoría de los manifestantes llegaron a la plaza de uno en uno o en pequeños grupos para evitar a la Policía, pero varias marchas desde distintos barrios lograron penetrar hasta la simbólica plaza para sumarse a la protesta. Los estudiantes de la Universidad de Helwan fueron recibidos con vítores al llegar al corazón de la revuelta democrática, donde vuelven a alzarse tiendas de campaña.
Quienes protestan, a menos de una semana de las primeras elecciones libres, exigen que el Ejército que dejó caer al autoritario presidente Hosni Mubarak en febrero abandone la tutela sobre la naciente democracia que se han arrogado las Fuerzas Armadas. Así las cosas, ayer se contaban al menos 34 muertos en los disturbios entre manifestantes y fuerzas de seguridad en las manifestaciones desatadas principalmente en torno a la plaza Tahrir, según el balance oficial publicado ayer por el Ministerio de Sanidad egipcio (que reconocía 22) y el balance de la morgue central ofrecido horas después, que elevaban esta cifra a 33. Otra persona, según Sanidad, murió este fin de semana en Alejandría.
El informe oficial recoge además que hay al menos 425 heridos por la violencia desatada el domingo debido a los enfrentamientos por el control de la plaza, escenario de la revolución del 25 de enero que culminó con la dimisión de Mubarak 18 días más tarde. Ayer se reprodujeron los choques en en torno a Tahrir, prácticamentes continuos desde el viernes, el día sagrado para los musulmanes, la confesión mayoritaria en Egipto.
La cercana calle Mohamed Mahmud, que une la plaza con la sede del Ministerio del Interior, fue el escenario de los actos más violentos, al ser el ministerio blanco de la ira de los manifestantes después de cuatro jornadas consecutivas de protestas.
En Tahrir los manifestantes han desplegado una gran pancarta con el lema “El pueblo quiere un Consejo Civil”, que parafrasea la famosa consigna revolucionaria “El pueblo quiere la caída del régimen”.
La última oleada de protesta comenzó el viernes con una gran manifestación para exigir una rápida transición desde el actual gobierno militar a uno civil y se exacerbó después de que las fuerzas de seguridad desalojaran violentamente el sábado a un grupo de manifestantes que habían acampado en la plaza.
El Ejército egipcio, cuestionado por los manifestantes, se defendió ayer indicando que intervino en las calles del centro de El Cairo para proteger el Ministerio del Interior y no para desajolar a los manifestantes congregados en la cercana plaza Tahrir. Sin embargo, policías y soldados cargaron contra los manifestantes de la plaza, empleando gases lacrimógenos y porras el domingo. Incluso, denuncia el Sindicato Médico de Egipto, bombardearon con pelotas de goma y gases lacrimógenos los hopsitales improvisados donde atendían a manifestantes... y polícás heridos.
“El Ejército no fue a Tahrir, sino que los manifestantes acudieron al ministerio. Los manifestantes tienen derecho a protestar, pero nosotros debemos interponernos entre ellos y el Ministerio del Interior”, explicó el general Saeed Abbas, asistente al jefe del Mando Central, para justificar la represión.
Según Abbas, el Ministerio del Interior había pedido oficialmente la protección del Ejército y se dará una protección similar a los manifestantes en la plaza Tahrir si la solicitan, añadió el alto militar, en referencia a los matones que los manifestantes afirman que han contratado los detractores de la revolución para agredirlos y amedrentarlos.
Por otra parte, Abbas aseguró que las Fuerzas Armadas continuarán “con sus planes de elecciones parlamentarias y de garantizar la votación”. El responsable militar responsabilizó a los manifestantes de perturbar la vida cotidiana y de perjudicar los negocios de la zona. Redacción/Madrid