El futuro del pueblo saharaui llega en busca de la felicidad
Con la llegada del verano, África no solo trae a la provincia las conocidas y temidas olas de calor; también la inunda de una felicidad especial, la que portan los menores del Sahara que “aterrizan” aquí gracias al compromiso de la Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui de Jaén. En la sede de AJAR, la Asociacion Jiennense de Alcoholicos Rehabilitados, todo son abrazos, risas y carreras de un lado a otro. Es el lugar elegido para acoger el esperado encuentro entre los más de 60 niños saharauis, que llegan hasta Jaén en busca de una comodidad que no siempre encuentran en sus campos de refugiados de origen, y las tantas familias que los esperan con los abrazos abiertos y con la promesa de que, al menos durante los dos meses que dura su estancia en la capital, van a ver cumplidos muchos de sus sueños.

Los menores están nerviosos. Hay incluso quien vomita tras las horas de vuelo y de carretera hasta conocer a sus familias estivales. Algunos ya conocen a quienes los acogen y otros llegan con la incertidumbre de encontrarse en un mundo totalmente nuevo. “Todos los que llegan son niños de entre 9 y 18 años que vienen de campos de refugiados. Unos espacios que están en pleno desierto, en donde viven en jaimas y casas de adobe, y donde hasta el agua la tienen racionada. Por eso, cuando llegan aquí, los que saben lo que hay vienen muy felices, pero es duro para los que es su primera vez”, explica la presidenta de la Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui de Jaén, Francisca María Ruiz. Uno de estos pequeños que repite experiencia es Mohamed Abderrahman. Tiene 11 años y un único objetivo: “ir a la piscina de Las Fuentezuelas o de ‘La Salmoreja’”, dice el pequeño, quien controla el español a la perfección, aunque se le escapen algunos fallos. Pedro Ángel Pérez, su mujer y sus cinco hijos serán la familia de verano de Mohamed y él, tan contento, pues gracias a la solidaridad de jiennenses, podrá vivir, durante unos meses al menos, un presente feliz.