El fracaso de Mourinho

La temporada de fútbol que toca a su fin deja campeón al equipo blanco de Jaén, y, en otros niveles, deja en blanco al laureado y televisivo Real Madrid. Son muchos los factores que llevan al éxito a un equipo, pero sin duda, el papel de su líder resulta trascendental. Y es que conseguir engranar varias piezas en una máquina eficiente es la misión del líder del equipo, de su entrenador.

    21 may 2013 / 16:59 H.

    Salvando las distancias, podríamos buscar paralelismos de gestión de este liderazgo entre el técnico del Real Jaén, Manolo Herrero, y el del Real Madrid, José Mourinho.
    El papel fundamental de ambos está en hacer equipo, en conseguir sinergias, es decir, en procurar que la suma del grupo humano sea superior al de sus componentes a nivel individual. El míster iliturgitano ha sabido gestionar lo que tenía, después de importantes bajas, aprovechando el talento y logrando cosas grandes. Poco mérito tiene aquel que confecciona un equipo a base de talonario, estudiando la colocación de figuras sobre un plano y consiguiendo resultados mediocres. Otro de los aspectos a destacar es el clima de trabajo. Al igual que en una empresa, el clima laboral es fundamental para la consecución de resultados positivos. La tensión creada en el vestuario merengue no ha sido positiva, mientras que en el clima laboral de los de Jaén, se respira respeto y optimismo. Por otra parte, el capitán de un equipo es el liderazgo en el terreno de juego, la ejecución de la estrategia, la extensión del técnico, el modelo para los demás. El hecho de que el portugués tuviera castigado en el banquillo al capitán histórico del equipo, poco ha ayudado. Los de Jaén, siempre han tenido la referencia de su capitán, Fran Machado, independientemente de su posición en el campo. Igualmente el trabajo en equipo de los lagartos blancos ha permitido llegar al área contraria en bloque, sin excesiva dependencia de un jugador, todos ellos bajo disciplina y compromiso. No podemos olvidar cómo el líder contribuye a la cultura de un equipo. La cultura es el modo habitual de hacer las cosas. Mediante la cultura de la humildad de Herrero se agradece más la consecución de los éxitos, incluso cediendo el protagonismo de la celebraciones a los jugadores. En contraposición, vemos la cultura de la soberbia del técnico luso, que predetermina al favorito, que apela al pasado y que centraliza los logros en su ego personal y no en el equipo. En definitiva, el líder, en cualquier organización, provoca sinergias, crea cultura, genera confianza y contribuye a un buen clima laboral. Jaén necesita soñar con ser grande y para ello se requiere de este liderazgo. A ver si conseguimos el ascenso del Jaén, y en términos sociales y económicos, de Jaén.

    Economista
    Rafael Peralta